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En general, a diferencia de la sinonimia, la antonimia requiere de una relación de uno a uno.
Por ejemplo, el antónimo de agradable es desagradable. En cambio, como sinónimos se pueden nombrar: grato, ameno, afable, placentero, armonioso, entre otros.
La antonimia es variable, ya que depende del contexto. No obstante, algunos pares antónimos particulares a menudo se conocen sin referencia a un marco contextual.
Por ejemplo, los colores blanco y negro son opuestos cuando tienen el sentido de buenos o malos, respectivamente. Este es el caso de expresiones como la magia blanca y la magia negra.
Las relaciones de antonimia se clasifican en antónimos léxicos (son aquellos pares de lexemas totalmente diferentes con significados opuestos). Ejemplos: frío/caliente, claro/oscuro, suave/áspero, amor/odio, limpio/sucio y democrático/autoritario.
Los antónimos morfológicos o de negación (constituyen aquellos pares opuestos formados agregando un prefijo negativo). Ejemplos: móvil/inmóvil, confiado/desconfiado, sensato/insensato, ocupado/desocupado, abrigado/desabrigado y simétrico/asimétrico.
Fuentes: https://bit.ly/2POQ3Vn, https://bit.ly/2VCDL8g, https://bit.ly/2VHiZEu