Influencia de la Luna en nuestros cultivos

El influjo lunar ocasiona las mareas sobre los líquidos, como también tiene participación en el desarrollo de los tejidos de nuestras plantas. Según la posición de la Luna, la savia se posiciona en la parte superior o inferior de los vegetales.

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Esto provoca, al subir, un mayor desarrollo de las partes aéreas de la planta y, al bajar, un desarrollo de las partes subterráneas de las mismas.Ing. Fritz Rheineck


Para estudiar mejor los efectos de la Luna sobre las plantas de nuestra huerta, podemos clasificarlas de la siguiente manera, según cual sea su parte comestible:

Plantas–fruto: Tomate, pepino, locote, zapallo, melón, legumbres, etc. Todas ellas deben ser plantadas unos días antes del plenilunio, ya que el descenso de la savia favorece el arraigo, con la formación de finísimas raíces.

Plantas–hoja: Acelga, achicoria, apio, coles, espinacas, lechuga, en fin, todas las utilizadas como ensalada en general, es conveniente plantarlas en el cuarto menguante o con la luna en descenso, para que las hojas sean más apiñadas y más tiernas.

Plantas–raíz: Incluye todas aquellas cuyas partes subterráneas son las aprovechables. Zanahorias, nabos, papas, ajos, cebollas debemos plantarlas en Luna descendente, ya que esta posición determina también el descenso de la savia, lo que nos dará productos más ricos en principios alimenticios.

Plantas–flor: En este grupo entran todas aquellas cuya floración deseamos que sea abundante y lo más prolongada posible. Manzanilla, saúco, brócoli, coliflor, girasol o aromáticas (anís, comino). Conviene plantarlas en la Luna en ascenso, que atrae la savia hacia las partes aéreas más elevadas de la planta.

En lo que se refiere a la cosecha o recolección, debe efectuarse por lo general en iguales condiciones que la siembra, ya que, como hemos dicho, esto ayuda a obtener productos de mejor aspecto, sabor y calidad, con mayor duración después de la cosecha y más ricos en principios alimenticios.

Debemos tener en cuenta que son muchos los factores que influyen en el desarrollo de las plantas y que no solo la posición de la Luna es la que tendremos en cuenta. Pero también debemos recordar que la influencia que ella ejerce sobre nuestros cultivos es una herramienta valiosa, económica y fácil de utilizar para mejorar la producción.

Hablemos de algunos cultivos en especial:

Acelga: La siembra directa se hará en cuarto menguante. Si se han sembrado en semillero, el trasplante también se efectuará en cuarto menguante. Algunos prefieren sembrarla en luna llena; esto depende del tipo de producto que deseemos. La luna llena hará que crezca más rápido, pero corremos el riesgo de obtener hojas muy largas y delgadas.

Berenjena: Tanto la siembra como el trasplante han de realizarse en el mes que le corresponda, en la luna nueva.

Repollo: Sus labores deben de efectuarse en luna llena.

Espinaca: Tanto siembra como trasplante conviene efectuarlos en cuarto menguante.

Lechuga: La fase lunar más conveniente para esta infaltable hortaliza, deleite en nuestras mesas en días cálidos, es el plenilunio.

Locote: Se aconseja efectuar las labores que le corresponden durante el cuarto creciente.

Cebolla: Su siembra se hace por bulbo o por semilla y conviene efectuarla durante el cuarto creciente para obtener un sabor más acusado y picante. La cosecha debe realizarse en días claros y de escasa humedad, dejándola una noche a la intemperie para que la cebolla "sude" antes de almacenarla, favoreciendo su conservación.

Rabanito: El momento más propicio para desarrollar las labores es la luna llena, es decir al inicio del descenso del astro.

Tomate: Rico en vitaminas A, B y C. Su siembra y trasplante siempre deben hacerse en cuarto creciente. Si queremos frutos más sabrosos pero que duren menos tiempo, cosecharemos en luna llena. Si queremos mayor duración, debemos hacerlo en luna nueva.

Zanahoria: Rica en provitamina A. Conviene sembrarla durante la luna llena y cosecharla en cuarto menguante.

BUDÍN DE HORTALIZAS

Ingredientes

4 berenjenas
150 g de chauchas
2 zanahorias
1 coliflor pequeña
3 huevos
Queso rallado
100 g de manteca
Sal y pimienta

Preparación

1.Lavar las berenjenas, cortarlas a lo largo, en láminas finas. Sazonar con sal y dejar reposar en un colador durante 30 minutos para que suelten los jugos amargos. Enjuagarlas, secarlas bien y reservar.

2.Cocinar las chauchas en un poco de agua salada hasta que estén al dente.

3.En una cacerola amplia, derretir la manteca, agregar las zanahorias (peladas y cortadas en daditos), la coliflor en ramitos y las verduras reservadas. Rehogarlo todo junto unos minutos.

4.Mezclar la preparación anterior con los huevos batidos y abundante queso rallado.

5.Freír las berenjenas, por tandas, en un poco de aceite hasta que estén ligeramente doradas y forrar con ellas un molde de corona. Verter en él la mezcla anterior y cocinar a baño María en el horno, durante 30 minutos. Servir caliente y cortado en rebanadas.

Observación: Las berenjenas se han de freír ligeramente, sólo para que pierdan rigidez y resulten moldeables.
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