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Se debe indicar que iglesias de la Encarnación existieron algunas en nuestra capital antes de la actual que se encuentra en las calles Eduardo Víctor Haedo y 15 de Agosto.
A pocos meses de la fundación del fuerte que dio inicio a la ciudad de Asunción, en 1537, Domínguez Martínez de Irala ordenó erigir la primera de todas, de madera y barro, la que terminó quemada en el incendio que consumió la capital en 1543.
La segunda fue levantada por orden de Alvar Núñez Cabeza de Vaca en el lugar donde había estado la casa fuerte, al borde de la barranca de la bahía. A pesar de su pobreza, fue sede de la primera catedral de Asunción en 1548; y no solamente eso, ya que sus recintos sirvieron de antiguo asiento del Cabildo donde los asunceños ejercieron por primera vez el derecho de elegir al gobernador de la Provincia.
Para seguir con la costumbre de enterrar a los muertos en «tierra sagrada», los perímetros de la iglesia de la Encarnación sirvieron como cementerio de adultos y niños. Esa situación cambió en 1842 cuando el consulado de don Carlos y Alonso habilitó el de la Recoleta. Algunos de los últimos «moradores» ilustres de dicho camposanto fueron el dictador Francia y el presidente Gill Aguinaga, asesinado en 1877.
Cuando los aliados ocuparon Asunción en enero de 1869, ni la iglesia ni los panteones se salvaron del saqueo por parte de las fuerzas ocupantes. En 1889, a raíz de un descuido, una vela encendida generó un incendio que consumió gran parte de la edificación, por segunda vez en poco más de 300 años.
La Virgen de la Encarnación
La Virgen de la Encarnación es una advocación mariana que representa a la Virgen María en el momento en que ocurre la Encarnación; o lo que es lo mismo, la representación del dogma cristiano por el cual la Palabra de Dios o su Espíritu se encarna dentro de María en la forma de Jesús sin que ella lo sepa hasta que el Arcángel Gabriel le anuncia que va a ser madre del Hijo de Dios (la Anunciación). Ambos dogmas, la Encarnación y la Anunciación están muy ligadas y son hechos que, cronológicamente, ocurren muy próximas según la doctrina cristiana.