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Edipo y el acertijo de la esfinge
En tiempos de Creonte, rey de Tebas, un monstruo femenino, con garras de león, alas de ave y cuerpo de doncella tomó por morada una cueva cercana a la ciudad. Los tebanos la llamaron Esfinge.
Aunque de cara bella y triste, era una criatura asesina.
Los tebanos no se atrevían a salir de los muros de la ciudad y la gente del campo se quedaba en sus casas. Como consecuencia el comercio y las siembras fueron abandonados y comenzó a sentirse el hambre.
Si alguien se acercaba, la Esfinge salía de su cueva al camino, extendía las alas para impedirle el paso y le preguntaba con voz suave y adolorida:
«Adivina, viajero, si quieres seguir y si no adivinas, yo te mataré:
¿Quién camina en cuatro pies luego en dos y en tres después?
Todo el mundo fallaba en la contestación de esta adivinanza. Entonces la Esfinge agarraba a los interrogados y los lanzaba contra las rocas que había abajo del camino.
La ciudad aterrorizada no pensaba sino en la Esfinge y nadie se ocupaba de trabajar.
Y fue entonces cuando llegó un joven llamado Edipo. Se dirigió a Creonte y le dijo que él iba a librar de la Esfinge a Tebas, puesto que los dioses le habían revelado en sueños la respuesta.
― Dime cuál es ―ordenó Creonte.
― No ―replicó Edipo―, yo debo enfrentarme al monstruo y destruirlo.
― Si haces eso, serás rey de Tebas.
Salió Edipo de la ciudad y tomó el camino que pasaba por cerca de la cueva de la Esfinge, que salió chasqueando la cola.
Edipo se detuvo bajo la sombra de las enormes alas:
«¿Quién camina en cuatro piesluego en dos y en tres después?
Si a este enigma das respuesta dejaré yo libre a Tebas».
Edipo respondió inmediatamente:
«El hombre, porque de niño camina en cuatro pies cuando gatea, de joven se moviliza en dos pies y cuando anciano necesita del bastón para apoyarse».
«Así es», suspiró la Esfinge y plegó sus grandes alas, sonrió a Edipo tristemente y con lúgubre grito se lanzó sobre las rocas.
Sobre el libro
Título: Bestias fabulosas
Edición: Ernesto Franco
Editorial: Voluntad