Excursión a la montaña (1) (Adaptación)

¿Qué te parece si nos vamos de excursión con Alberto y Esteban en busca de una gran aventura?

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Todos los alumnos de la clase iban vestidos de forma extraña, con macutos y gruesas botas de piel.

Era un día alegre y movido, en el colegio se había programado una excursión a la montaña y todos los chicos que participaban en ella se encontraban nerviosos en espera de iniciar la salida.

Alberto y Esteban eran de la misma clase y estaban contentos porque les había tocado formar pareja para realizar la famosa excursión.

Salieron temprano y caminaron toda la mañana por un extenso valle, es decir, por un terreno liso, sin altos ni bajos, con sembrados y caminos que conducían a la montaña. En el valle había también riachuelos donde se sentaban a descansar, refrescarse y beber, pero no se detenían demasiado porque la meta era llegar a la punta de la montaña que se veía al final del valle.

—Continuemos la marcha.

—¿Qué hora es?

—Es temprano, pero el camino es largo.

La montaña no era muy alta, pero en ella el paisaje era muy variado. En una ladera crecía un bosque espeso de pinos, y en otra bajaba saltando una cascada porque en la cumbre nacía un río que bajaba por la montaña buscando el terreno más bajo, a veces el agua saltaba estos escalones de la montaña y formaba, al caer, cascadas que llenaban de ruido aquella parte de la montaña.

—Es una cascada.

—Como las que salen en las películas.

Cuando los chicos llegaron a la falda de la montaña se repartieron y cada pareja eligió subir por donde quisiera, apostando para ver quién llegaba antes arriba y recibir el premio que les darían en el colegio. Alberto y Esteban eligieron subir por el borde de la cascada, que les salpicaba y tenían que tener mucho cuidado para no resbalarse en las piedras.

La ascensión resultó más difícil de lo que en un principio parecía, las rocas eran muy lisas y tenían aristas afiladas, por eso había que tener mucho cuidado para no lastimarse las manos y rodillas.

Al fin, llegaron. Eran los primeros. Lanzaron un grito de alegría al comprobar que habían ganado y esperaron sentados en una roca la llegada de los compañeros. Desde arriba podían ver todo el valle por donde habían venido caminando y, a lo lejos, se veía también un pueblo.

Mientras que comían un bocadillo con mucho apetito —por el ejercicio que habían hecho— fueron llegando los demás hasta que estuvieron todos en la cumbre de la montaña. Entonces, encendieron una hoguera alimentada con ramas secas y piñas, y contaron a los demás con muchos detalles su subida por el borde de la cascada y cómo el agua formaba saltos en los escalones que hacía el terreno, bajando hasta el valle.

—¡Es fantástico! Tienen que verlo.

—Cuando bajemos nos indicarán el camino.

—No se arrepentirán.

Sobre el libro

Autora: Paulina Odiaga

Título: Excursión a la montaña

Editorial: Europa-ediexport

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