Evolución: Adaptación al medio (2)

Inventores de la aerodinamia: las aves. La mayoría de las aves puede volar y desciende de antepasados que podían hacerlo, aunque hay especies, que se han extinguido, que no eran voladoras. Además, el cuerpo de las aves está modificado para aumentar la eficacia del vuelo. Los huesos de los dedos y las articulaciones de las patas delanteras están fusionados formando un soporte rígido para las grandes plumas de vuelo de las alas.

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También existe fusión ósea en el cráneo y en la cintura pelviana, así se obtiene una mayor resistencia y ligereza. En las aves adultas, muchos de los huesos están huecos, carecen de médula y están conectados con un sistema de sacos o bolsas aéreos dispersos por todo el cuerpo. El esternón o hueso del pecho de la mayoría de ellas es grande y tiene una quilla o cresta central llamada carina. El esternón y la carina soportan algunos de los principales músculos utilizados en el vuelo. En aves como el avestruz, el kiwi y afines, que han perdido la capacidad de volar, el esternón tiene un tamaño más reducido y la Carina se ha perdido.

Las aves no tienen glándulas sudoríferas y no pueden enfriar su cuerpo por transpiración. Durante el vuelo, el calor se dispersa con el paso del aire a través de su sistema de sacos aéreos y, cuando están en reposo, jadeando.

Adaptaciones de los animales al ambiente acuático.

Invertebrados

Los moluscos poseen un largo pie muscular que les permite fijarse en la arena o en la roca para desplazarse o bien para protegerse del golpe de las olas. Otros moluscos, como los pulpos, utilizan para su desplazamiento un sifón que impulsa agua y sus tentáculos.

En los equinodermos, citemos a la estrella de mar que posee cinco brazos o múltiplos de cinco que le permiten caminar sobre las rocas, gracias a la acción de unos finos tubos terminados en ventosas, llamados “pies ambulacrales”, los que sólo existen en la parte inferior del animal. Adhiriéndose y soltándolos alternativamente, la estrella se arrastra en cualquier dirección, a voluntad. Otra forma de trasladarse de estos animales es dando volteretas. En el agua continental encontramos el cangrejo de río (crustáceo), el cual utiliza sus numerosos pies (diez) para su desplazamiento.

La estructura anatómica de los vertebrados acuáticos influye mucho en su adaptación:

- Poseen un cuerpo suavemente curvado y comprimido por los lados; por esta razón, se dice que los peces tienen un cuerpo de forma hidrodinámica para desplazarse en el agua.

- Las aletas son membranas que les sirven para nadar y tienen una ubicación especial en su cuerpo.

El desplazamiento de los peces se ve favorecido por los movimientos ondulantes de su cuerpo; estos van desde la cabeza a su cola, moviendo el agua de su alrededor hacia atrás, con lo cual logran desplazarse.

Muchos peces poseen una vejiga natatoria que es un saco alargado donde almacenan determinados gases que obtiene de su sistema circulatorio. En general, los peces que habitan en las grandes profundidades no presentan esta vejiga, como por ejemplo, los tiburones; debido a ello deben movilizarse constantemente para no hundirse. El hombre ha imitado muchas de las adaptaciones de los peces para desplazarse en el mar; piensa en el caso de los buzos y en el de los submarinos.

Adaptaciones de los vegetales al ambiente terrestre.
Las adaptaciones de los vegetales que habitan en el ambiente terrestre están en función del clima y del tipo de suelo de cada región. La necesidad de un medio de fijación al suelo.

Los vegetales del desierto

El clima del desierto impone a los vegetales la adaptación a condiciones de suelos de gran sequedad y a los factores climáticos caracterizados por altas temperaturas durante el día y bajas durante la noche. La escasez de lluvias durante el año y los bruscos cambios de temperatura durante el día y la noche son factores limitantes para que la vida vegetal se desarrolle en plenitud; aun así algunos organismos pueden sobrevivir bajo estas condiciones.

Los vegetales de zonas desérticas tienen raíces extensas y superficiales para absorber el agua que acumulan en tallos gruesos con forma cilíndrica o esférica, y están poco ramificados, de manera que sea mínima la superficie del vegetal expuesta a la deshidratación.

Un ejemplo característico de este tipo de vegetal es el cactus, planta perenne que tiene tallos carnosos redondos o aplanados y una superficie áspera; es capaz de almacenar grandes cantidades de agua en su tallo, el cual se adelgaza durante períodos de sequía, y cuando caen lluvias ocasionales se vuelve a ensanchar debido a la incorporación del agua que almacenará por otro periodo. Los brotes tiernos poseen hojas pequeñas, las cuales con mucha frecuencia quedan reducidas a escamas. La mayoría de las especies tienen espinas cortas y rígidas; algunas son, sin duda, hojas modificadas y otras, transformaciones de los pelos con el fin de evitar la transpiración y con ello la pérdida de agua. En este tipo de vegetales, es el tallo el que realiza directamente el proceso de elaboración del alimento de la planta llamado fotosíntesis. Los cactus requieren fundamentalmente un suelo arenoso, relativa cantidad de agua y abundante y cálida luz solar.
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