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La familia es la primera educadora, insustituible por su aporte afectivo, social y cognitivo. No obstante, las exigencias de la sociedad actual con las necesidades laborales de los padres requieren que los niños y niñas sean escolarizados, cada vez, a más temprana edad.
Por esto, la actitud de los padres hacia la escuela es fundamental, ya que para el niño, su referencia sobre el mundo son sus padres, porque mediante ellos sabrá si la escuela es un lugar en el que pueda disfrutar y aprender. De aquí que es importante que los padres puedan tomarse el tiempo para visitar la escuela con el niño, de modo a que conozca a los docentes, el aula y otros espacios de la institución educativa a la que se integrará.
Atendiendo las demandas actuales de las familias y la sociedad, el Ministerio de Educación y Cultura, como garante del derecho a la educación, asume como política pública, enmarcada en el Plan Nacional de Educación 2024 y en la Agenda Educativa 2014-2018, la apertura del servicio educativo para niños y niñas desde los 3 años, mediante la atención educativa oportuna y de calidad en 100 instituciones educativas de gestión oficial, de las cuales 16 corresponden a educación escolar indígena, en el marco del proyecto «Atención Educativa Oportuna para el Desarrollo Integral a Niños y Niñas de 3 y 4 Años en Asunción y 10 Departamentos Geográficos del País», financiado por el Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) a través del Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación. Su objetivo es aumentar el acceso a servicios de atención educativa para niños y niñas de esta franja de edad, favoreciendo el desarrollo holístico desde una perspectiva biopsicosocial e inclusiva con enfoque de derechos.
Pretende aplicar una propuesta de atención educativa para dar oportunidades de aprendizaje a 4350 niños y niñas, de 3 y 4 años, estimulando sus capacidades y habilidades neurocognitivas, psicomotoras, afectivas y sociales, a través de una atención holística e integral desde un enfoque biosicosocial. Además de garantizar el monitoreo del proceso y la evaluación de impacto, combinando intervenciones en el área de infraestructura y equipamiento, la formación de los recursos humanos, el fortalecimiento de las instancias de gestión, la articulación con familias y comunidades, y el fortalecimiento de los servicios de atención temprana (SAT), responsables de la atención a niños y niñas con discapacidad, desde los 6 meses hasta los 4 años.
La incorporación de los niños de 3 años a un servicio educativo tiene beneficios importantes para su desarrollo, ya que puede favorecer la independencia y seguridad en sí mismos al tratar con un entorno no familiar. Además de un desarrollo lingüístico, afectivo, intelectual que tendrá gran influencia en los años posteriores, favoreciendo la retención de los niños en el sistema educativo y aprendizajes de calidad, previniendo la deserción y repitencia.