Es fácil demostrar el amor a la patria

Todos sabemos que la mejor manera de educar es con el ejemplo. Nuestros niños, niñas y jóvenes están muy atentos y atentas, siempre, sobre todo lo que hacemos los adultos y no, precisamente, sobre todo lo que decimos. Estamos de acuerdo en que las “palabras mueven, pero los ejemplos arrastran”.

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Y en las instituciones educativas ese axioma adquiere aún mayor relevancia, porque estamos conscientes de la decisiva influencia que ejercemos sobre nuestros alumnos y alumnas, para quienes nos constituimos en espejos aún más creíbles que sus propios padres.

Nos desenvolvemos bajo permanente lupa de nuestros educandos, y así nos sentimos cada vez más comprometidos con el futuro de nuestra sociedad y del mundo.

Y está muy bien que sea así. Si esa certeza es la causa real de nuestro “stresamiento” permanente, de nuestros sustos y aún de nuestras pesadillas frecuentes, es que nuestra conciencia de educadores/as sigue activa, funciona aún correctamente. Porque ése es realmente el costo de nuestro atrevimiento de erigirnos como constructores sociales.

De allí que todos los valores que vivenciamos en nuestras instituciones educativas, entre ellos, por supuesto, el de PATRIOTISMO, serán decisivos en la vida de los futuros ciudadanos y ciudadanas que estamos formando todos los días en nuestras aulas.

Felizmente, el amor a la patria, es algo que no cuesta mucho demostrar. Basta con reafirmar con hechos concretos nuestra soberanía; reivindicar permanentemente nuestras tradiciones; seguir practicando la solidaridad; guardar celosamente nuestra unidad; trabajar y desear siempre el progreso; cuidar nuestro hábitat, y respetar y hacer respetar nuestro patrimonio y nuestra cultura. En fin, son hechos concretos, de fácil cumplimiento y que hablarán con elocuencia de nuestras actitudes patrióticas.

Un pueblo respetuoso y agradecido con su patria, es como un hijo cariñoso, agradecido y respetuoso con su madre y su padre. Y como esos sentimientos tan nobles del ser humano son los que fortalecen y hacen imbatible a las familias, también ayudan a las naciones a mantenerse erguidas, sanas y orgullosas al paso de los años -aún siglos o milenios-.

Como lo decíamos el martes pasado en esta misma columna, lo volvemos a repetir hoy para ayudarnos a internalizar: PATRIOTISMO ES RECUPERAR EL ORGULLO DE SER PARAGUAYOS.

Si cada docente de aula nos proponemos como una meta incluir en todos los proyectos de vida de nuestros alumnos y alumnas el RECUPERAR EL ORGULLO DE SER PARAGUAYO, habremos cumplido con creces nuestro compromiso patriótico de convertir al Paraguay en un país mejor.
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