Con esos materiales obtuvieron esculturas zoomorfas; representaron cactus y calabazas; labraron imágenes de sus dioses y gente común; hicieron recipientes para guardar objetos del sacrificio humano y las ofrendas de corazones; como también vasos, máscaras, monumentos conmemorativos y otras piezas de gran realismo en el detalle.

Basta mencionar dos esculturas: la Piedra del Sol: calendario azteca dedicada a conmemorar el culto solar en la que se observa el concepto de los Cinco Soles o etapas por las que atravesó la humanidad, en cada una de las cuales hubo una destrucción y una creación del mundo y de los hombres junto con los jeroglíficos de los días del calendario que regulaba la marcha del tiempo con el Sol; y la escultura de la imponente Coatlicue, la de la falda de serpientes, madre de los dioses y de los hombres, concebida como un ser femenino decapitado, de cuyo cuello salen dos cabezas de serpientes, con un collar de corazones humanos y con las palmas de la mano de frente y pies en forma de garras de águila. Esta diosa simbolizaba el nacimiento y la muerte.

La pintura sirvió para enriquecer la decoración de los edificios, para la alfarería y las figurillas; permitió la transmisión de conocimientos por medio de códices, tiras, lienzos, planos y listas de tributos asociados a la escritura, matemáticas y religión. Expresaban su filosofía a través de narraciones, relatos, leyendas, cuentos y en las fiestas a los dioses se hacían representaciones dramáticas o jocosas, junto con la danza y la música.

ARQUITECTURA COLONIAL

Se desarrollaron una variedad de estilos que comenzaron siendo una mezcla medievales y renacentistas para después adoptar rica variante del barroco terminando en el neoclásico. En sus inicios fue de tipo militar a causa de la hostilidad de los indios, como así mismo la arquitectura religiosa. Los conventos fueron verdaderas fortalezas amuralladas.

PINTURA

La pintura mural alcanzó gran esplendor en el siglo XVI, cuando los vastos frescos cubrían los muros de los conventos, extendiéndose a los claustros, escaleras y salones. La imagen de la Virgen de Guadalupe que data del siglo XVI es, sin duda, una de las más bellas y antiguas de toda América.

En nuestro tiempo, la obra vibrante y combativa de los grandes muralistas mexicanos fue producto de la turbulenta época revolucionaria en que se gestó el México moderno. Los tres grandes muralistas Diego de Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros se nutrieron e inspiraron en los hechos de la Revolución mexicana de 1910 y contribuyeron a ella con sus dinámicos murales de contenido político y social.

LA MÚSICA

Y la danza eran practicadas por los indígenas que habitaban el territorio mexicano en la época prehispánica quedando testimonios de esa actividad en códices, murales pintados y bajorrelieve esculpidos. En antiguas inscripciones se encontraron símbolos que representan el canto y la música en lo que hace suponer que conocían alguna forma de notación musical.

ARTESANÍAS

En pocas zonas de América, la fusión de la tradición con la colonización ha dado su fruto. En cerámica se distinguen la originalidad y la belleza de las tinajas, ánforas, tecomates, vasos y botellas. En barro cocido y coloreado resulta notable la producción de juguetes, pero la artesanía de mayor producción son los tejidos. Alcanzó carácter emblemático el tejido de la hoja de palma que sirve para la fabricación del sombrero charro. Hacia fines del siglo XIX el grabado alcanzó su madurez.

Orgulloso de su legado, México protege oficialmente sus riquezas artísticas e impulsa actividades académicas de alto nivel. El país cuenta con 85 universidades, numerosas bibliotecas, centros de arte y museos. Se editan 204 diarios, 528 periódicos semanales, 890 mensuales y 233 diversos.