Enfermedades endémicas: malaria y leishmaniasis

Con la cada vez mayor deforestación, las actividades agrícolas en zonas húmedas y la falta de medicamentos, la malaria y la leishmaniasis se han convertido en enfermedades endémicas graves en Latinoamérica y, en particular, en el Cono Sur: Brasil, Paraguay y Argentina.

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Objetivo: - Interpretar la importancia de la prevención de enfermedades endémicas

La malaria, también es una enfermedad que se transmite a los seres humanos mediante el mosquito anófeles. La leishmaniasis incluso se ha convertido en una plaga urbana en nuestro país, afectando a los perros domésticos y callejeros, y a muchas personas.


La malaria
Durante los primeros momentos de la enfermedad no hay síntomas. Después del contagio, los diminutos parásitos circulan por la sangre y se dirigen al hígado, donde se reproducen. A intervalos, regresan a la sangre causando los síntomas característicos de la enfermedad. La fiebre, los escalofríos y sudores son los síntomas que más se repiten y es esta una enfermedad característica de los países tropicales. El primer ataque suele ocurrir de 10 a 35 días después del contagio y va precedido por un día de dolor de cabeza, fatiga, dolores musculares y fiebre baja. El paciente se siente como en los de una gripe. Los ataques suelen durar un día y se repiten a los pocos días, a veces con vómitos. Sin tratamiento, se puede inflamar el bazo, desarrollar anemia y hasta estado de coma. Esta enfermedad sin tratamiento suele ceder después de 10 ó 30 días, pero puede resurgir con intervalos variables a lo largo de toda la vida.


El mosquito anófeles, vector de la malaria

Malaria en Iberoamérica: En Iberoamérica, la malaria tiene un considerable impacto social y económico. Durante el periodo 1985-1994, los casos registrados de malaria en el continente americano pasaron de 911.000 en el primer año a 1.115.000 en el último, con una máxima incidencia, superior a 1.200.000 casos, en 1991. Entre las causas de la persistencia de la plaga se encuentran la inmigración de los trabajadores agrícolas, la precariedad de las casas y las actividades llevadas a cabo por la noche en el exterior, momento más propicio para la infestación, pues es cuando los mosquitos están más activos. Brasil es el país con el mayor número de infestados; en el Cono Sur, el paludismo es también endémico en Paraguay y en el norte de Argentina. La transmisión de la enfermedad se la relaciona con la deforestación y explotaciones agrícolas.


La deforestación, una de las causas del aumento de la malaria y la leishmaniasis.

Leishmaniasis
La leishmaniasis es una enfermedad infecciosa provocada por un parásito denominado leishmania. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a unos 12 millones de personas repartidos en 88 países. Sus fuentes de infección son los animales, especialmente roedores, perros y diversos mamíferos salvajes. Estas dos enfermedades ya son endémicas en Sudamérica debido a que el hombre ha avanzado sobre las selvas tropicales, depredándolas y permitiendo que sus vectores se adapten incluso a las zonas urbanas. Los hombres pueden contagiarse de la enfermedad si reciben picaduras de una mosca de la arena que haya picado anteriormente a un mamífero infectado. La enfermedad también puede transmitirse de madres a hijos, y a través de transfusiones de sangre o agujas infectadas. Existen distintas formas de la enfermedad, siendo la leishmaniasis cutánea la variante más frecuente. Sus síntomas son úlceras en la piel de la cara, los brazos y las piernas, que pueden dejar cicatrices permanentes.
La leishmaniasis visceral es la forma más grave de la enfermedad, siendo mortal casi en la totalidad de los casos si el enfermo no recibe el tratamiento adecuado. Los síntomas de esta variante incluyen accesos de fiebre, pigmentación de la piel, pérdida de peso y alteración de los componentes sanguíneos. Ningún fármaco ni vacuna se ha mostrado eficaz en la prevención de la enfermedad, por lo que es necesario utilizar otras medidas preventivas. Evitar permanencia al aire libre en las horas de máxima actividad, entre el anochecer y el amanecer. Pero lo más importante es eliminar los reservorios, como recipientes con agua, arena húmeda, pasto crecido, etc.


Las víctimas predilectas de la leishmaniasis visceral son los niños desnutridos y adultos con defensas bajas (inmunodeprimidos). En Paraguay, las personas con problemas de alcoholismo son las más vulnerables a la enfermedad. El primer caso documentado se registró a principios del siglo XX en el departamento de Caazapá, por entonces una zona densamente boscosa. El aumento de los casos fue paralelo al proceso de deforestación y expansión agrícola. La desaparición de su hábitat natural, el bosque, obligó al karachã (término guaraní con el que se designa al transmisor de la enfermedad) a migrar hacia zonas pobladas en busca de alimento (sangre humana o animal), con la consecuente expansión de la enfermedad. Actualmente, las zonas endémicas siguen siendo los departamentos con mayor concentración boscosa, como Alto Paraná, San Pedro, Canindeyú, aunque es cada vez más creciente el fenómeno de la urbanización de la enfermedad, con Asunción y el departamento Central como sus mayores referentes.
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