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Abg. Christian Godoy S.
No es necesario ser soprano para cantar una canción de cuna. A los pequeñitos les encanta jugar juegos que consisten en aplaudir o mover los dedos al compás de la música. Y cualquier chico, para experimentar con el ritmo, puede utilizar instrumentos baratos, como maracas, castañuelas y panderetas.
El placer de escuchar música
Aunque nuestros hijos sean muy pequeños, podemos escuchar, cantar y bailar con ellos música grabada. Hagámosles conocer los placeres de la música clásica y llevémosles a conciertos para niños a fin de que escuchen interpretaciones en vivo.
Si nuestro hijo muestra una habilidad natural o un interés por la música, consideremos la posibilidad de que tome lecciones. Si canta anuncios comerciales de radio o televisión sin desafinar, eso es señal de talento musical; otro indicio es su ritmo natural, si el niño es capaz de bailar sin perder el compás, o bien demos golpes rítmicos sobre una mesa y veamos si puede repetirlos.
Dejemos que ellos seleccionen el instrumento de su preferencia
Los más pequeños quizás nos digan que quieren aprender a tocar un instrumento musical, pero ese deseo es a menudo como el de ser bombero. Y tengamos presente que una iniciación temprana no es necesariamente una ventaja. Los niños deben saber leer, escribir y hacer operaciones matemáticas simples antes de comenzar a tomar lecciones formales de música. Además, después de hacer las tareas escolares debe quedarles energía mental suficiente para realizar una actividad totalmente distinta.
Asimismo, es una excelente oportunidad para hacer amistad con otros niños y, en algunos casos, contribuye a elevar la autoestima del niño que, gracias a ello, mejora también su rendimiento escolar.
Si nuestro presupuesto no nos permite pensar en lecciones privadas, recurramos a las clases en grupo, que proporcionan a los niños la oportunidad de practicar con otros infantes, de experimentar con distintos tipos de música y de evaluar su interés en determinado instrumento.
Lo importante es tener presente que el objetivo de todo es cultivar en los niños el don de la música en la forma que les permita disfrutar más, para que lo atesoren el resto de su vida.
Sonidos de la tierra
En nuestro país existe desde el año 2002 una organización llamada Sonidos de la Tierra, creada para niños y jóvenes de escasos recursos por el maestro Luis Szarán.
Si la idea le atrae, para recabar más información puede recurrir a www.sonidosdelatierra.org.py
No es necesario ser soprano para cantar una canción de cuna. A los pequeñitos les encanta jugar juegos que consisten en aplaudir o mover los dedos al compás de la música. Y cualquier chico, para experimentar con el ritmo, puede utilizar instrumentos baratos, como maracas, castañuelas y panderetas.
El placer de escuchar música
Aunque nuestros hijos sean muy pequeños, podemos escuchar, cantar y bailar con ellos música grabada. Hagámosles conocer los placeres de la música clásica y llevémosles a conciertos para niños a fin de que escuchen interpretaciones en vivo.
Si nuestro hijo muestra una habilidad natural o un interés por la música, consideremos la posibilidad de que tome lecciones. Si canta anuncios comerciales de radio o televisión sin desafinar, eso es señal de talento musical; otro indicio es su ritmo natural, si el niño es capaz de bailar sin perder el compás, o bien demos golpes rítmicos sobre una mesa y veamos si puede repetirlos.
Dejemos que ellos seleccionen el instrumento de su preferencia
Los más pequeños quizás nos digan que quieren aprender a tocar un instrumento musical, pero ese deseo es a menudo como el de ser bombero. Y tengamos presente que una iniciación temprana no es necesariamente una ventaja. Los niños deben saber leer, escribir y hacer operaciones matemáticas simples antes de comenzar a tomar lecciones formales de música. Además, después de hacer las tareas escolares debe quedarles energía mental suficiente para realizar una actividad totalmente distinta.
Asimismo, es una excelente oportunidad para hacer amistad con otros niños y, en algunos casos, contribuye a elevar la autoestima del niño que, gracias a ello, mejora también su rendimiento escolar.
Si nuestro presupuesto no nos permite pensar en lecciones privadas, recurramos a las clases en grupo, que proporcionan a los niños la oportunidad de practicar con otros infantes, de experimentar con distintos tipos de música y de evaluar su interés en determinado instrumento.
Lo importante es tener presente que el objetivo de todo es cultivar en los niños el don de la música en la forma que les permita disfrutar más, para que lo atesoren el resto de su vida.
Sonidos de la tierra
En nuestro país existe desde el año 2002 una organización llamada Sonidos de la Tierra, creada para niños y jóvenes de escasos recursos por el maestro Luis Szarán.
Si la idea le atrae, para recabar más información puede recurrir a www.sonidosdelatierra.org.py