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El periodo de entreguerras
Constituye el tiempo transcurrido entre el fin de la Primera Guerra Mundial y el inicio de la Segunda. Fueron en total casi 20 años marcados por el desarrollo del capitalismo impulsado por los EE. UU., una fuerte crisis económica en toda Europa asociada con otra de tipo social que abrieron las puertas a la consolidación de regímenes autoritarios.
El fin de la Primera Guerra Mundial estuvo señalado con la firma del Tratado de Versalles, el 28 de junio de 1919, lo que implicó un gran cambio en el mapa político de Europa, y graves consecuencias para Alemania, señalado como el gran culpable de la guerra. Las nuevas fronteras impuestas por el tratado dejaron disconformes a muchos países; y esto pasó a ser una causa de la Segunda Guerra Mundial.
El surgimiento de los totalitarismos
El totalitarismo no fue solo una forma de gobierno, sino que comprendió toda una forma de estado, de tipo no democrática y que se caracterizó —al igual que el autoritarismo— por la falta de reconocimiento de la libertad y los derechos del hombre. Sin embargo, se diferenció en que en el totalitarismo existió una negación de la libertad, los derechos individuales y la dignidad de la persona. Representó un proyecto de dominio sin límites siempre con las fuerzas militares como brazo armado del Estado.
Las graves crisis económicas devenidas como consecuencias de la guerra debilitaron las democracias europeas, lo que generó un campo propicio para el desarrollo de los gobiernos totalitarios del siglo XX. Tanto Alemania, Italia y Rusia pasaron por gravísimas crisis políticas, económicas y sociales luego de concluida la Primera Guerra Mundial, en los que se logró la máxima representación de los totalitarismos del s. XX.
«Todo en el Estado, todo para el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado»
Con este eslogan Mussolini puso de manifiesto la idea del estado totalitario que lo puede todo, porque el fin, que es el Estado mismo, lo abarca todo. No es ya el Estado para el hombre, sino el hombre para el Estado.
El totalitarismo tiene sus representantes máximos en los regímenes de Hitler en Alemania, Mussolini en Italia y el régimen ruso durante la vida de Stalin, caracterizados todos por un gran liderazgo; además de contar con un partido único, la policía política como eje del sistema y la gran propaganda al régimen. Eran sistemas basados en la administración del terror, hasta el punto de que los campos de concentración han sido la culminación de ese principio social. En definitiva, el totalitarismo es el límite extremo opuesto a la democracia.
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Fuentes
Dobado, R. La economía de entreguerras. En Historia siglo 20. Instituto de Tecnologías Educativas. Disponible en www.historiasiglo20.org. Consultado el 13 de junio de 2015.