El país de las aguas

Un hortelano cuidaba con esmero y cariño unos frondosos árboles de aguacate en su huerta. ¡Qué hermosos son! Se decía entusiasmado. ¡Qué sabrosos están los frutos este año! Este año el agua es abundante...

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Pero vinieron días de intensa sequía, las frutas se achicharraban y caían, se desprendían mansamente y se posaban sobre la tierra roja y reseca.

Por las montañas, él miraba con desesperación los frutos diseminados en el agrietado suelo.

Observaba el cielo limpio de nubes y rogaba por una gota de agua. La laguna verdiazul se había secado y las hortalizas de su huerta tenían las hojitas caídas y amarillentas. Otero, el enflaquecido caballo, hacía diez o doce viajes hasta el arroyo casi reseco para traer agua para las queridas hortalizas de su amo; quien tan preocupado andaba que se había olvidado de dejarle beber a Otero, su pobre bestia, ya no encontraba ni pastitos a su paso, cada vez la ración de alfalfa seca iba disminuyendo.

Su sembrado verdeante hasta hace unos días, hoy se veía amarillo, mustio. Es espantapájaros Jacinto se ponía muy triste cada vez que miraba los tablones de hortaliza color rojizo.

Malena, la niña de la casa caminaba desanimada, hasta la huerta y luego..., contemplaba cómo las plantas de lechuga se convertían en alondras ante la atenta mirada del hombre de chala y trapo. Los repollos revoloteaban como gorriones y las acelgas volátiles surcaban el aire como tortolitas. Solo quedaban las zanahorias con los pies hundidos en la tierra, no le brotaban las alas como a las demás hortalizas, los zapallos antes robustos y vigorosos, ahora parecían lánguidos y fatigados y las calabazas antes barrigonas e hinchadas, hoy se mostraban empequeñecidas y aplastadas como alpargatas.

¿A dónde irán? ¡Al país de las aguas! respondió Jacinto.

Pero Jacinto ¿cómo será el país de las aguas?

Es un lugar hermoso, de manantiales cantarines y lagos azules, donde el cielo es siempre translúcido y los patos semejan alfombra bordadas con florecillas multicolores.

Ve llegar a su papá con Otero cada vez más enflaquecido, que dejó la tinaja y se acostó dulcemente sobre la tierra seca. ¡Pobre Otero! Cerró sus ojazos tristes, abrió su bocaza y dejó suelta su lengua seca, exhibida dos hileras de grandes dientes color ceniza, que brillaron al sol del medio día.

¡Otero! ¡Otero! gimió Malena; el padre le dijo: olvidé que Otero también tenía sed, me preocupé solo de mis hortalizas. ¡Mi pobre caballo manso!

Papá, él se marchó al país de las aguas, donde el cielo es azul, el valle es siempre esmeralda y los pájaros no mueren de sed, los caballos retozan felices entre ariscos cervatillos, ovejitas mansas y florecillas silvestres multicolores.

¡Otero! ¡Otero! Pero el caballito lindo ya no la escuchaba.

Extraído de: El país de las aguas y otros cuentos, Maribel Barreto, ServiLibro

ACTIVIDADES

Respondemos
¿Por qué los animales iban a otro lugar?
¿A dónde iban?
¿Qué hacía Otero?
¿Qué pasó con él?
¿Por qué el caballito fue al país de las aguas?

Completamos
a- Personajes principales:
b- Personajes secundarios:
c- Lugar o ambiente:

Escribimos otro título para el cuento y explicamos nuestra elección

Título: .......................................................................
Porque: .....................................................................

Opinamos
¿Qué opinas de la actitud del dueño al olvidarse de dar de beber al caballo?

Completamos con las causas:
los animales fueron al país de las aguas
Otero no tenía qué beber ni qué comer

Buscamos en texto, tres animales que se mencionan
....................................
....................................
....................................

Escribimos el sinónimo de:
Vigoroso:
Fatigados:
Contemplaba:
Disminuyendo:
Diseminados:
Abundante:

Escribimos el antónimo de:
Mansamente:
Atenta:
Robustos:
Lánguidos:
Seco:

Imaginamos el lugar donde hay sequía y lo dibujamos
Enlance copiado
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