El milagro de la semillita

Facundo decide realizar una entrevista a la profe guía para escribir un artículo en la revista escolar sobre el Día del Maestro.

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Facu: Gracias por concederme la entrevista. Quería realizarle la entrevista porque se nota que usted ama lo que hace. En ese sentido, ¿cómo decidió hacerse profesora?

Profe: No me resultó difícil porque la tenía muy clara, lo difícil más bien fue tener el apoyo de mi familia y amigos. La mayoría me decía que era una profesión poco valorada y muy sacrificada. Pero cuando uno siente que eso es lo suyo, no te desaniman fácilmente.

Facu: Eso justamente es lo que deseo saber, ¿cómo supo que la educación es lo suyo?

Profe: Siempre fui una apasionada del jardín. Desde chica anduve detrás de mi mamá que amaba sus flores. Me fascinaba el misterio de la semillita y la tierra, cómo esa semillita depositada con cuidado en la tierra, muy de a poco, se iba transformando en una minúscula plantita, y luego daba hermosos frutos y flores.

Facu: No entiendo por qué no eligió entonces ser agrónoma o algo más relacionado con las plantas y flores.

Profe: Ser una entusiasta del jardín me permitió comprender algo muy importante: que la vida tiene un ritmo propio, un proceso, y que siempre es un milagro, tal como la hermosa flor y los frutos que se encuentran encerrados en la pequeña semilla. Observar ese proceso me enseñó a ser paciente, trabajar minuciosamente para propiciar ese milagro de transformación, crecimiento y belleza.

Facu: Sigo sin comprender, profe.

Profe: Ser una educadora es como ser una buena jardinera. El buen maestro debe tener mucha fe en que ese milagro de transformación y crecimiento se dará, que es posible. Solo debe saber elegir la semilla adecuada, preparar bien la tierra y, una vez depositada, regarla y cuidarla de las malezas que pueden ahogarla.

Facu: Entonces, enseñar no es solo transmitir conocimientos. Es un trabajo minucioso que requiere paciencia e inteligencia, pero sobre todo fe y esperanza en que será posible el mismo milagro que se produce en el jardín.

Profe: Exacto. Así como el trabajo de crecimiento y transformación lo realiza la propia plantita, de igual manera, el trabajo de aprendizaje lo debe hacer el estudiante. No se trata de que el maestro transmita conocimiento y el alumno lo reciba pasivamente. El maestro debe conocer a sus alumnos, entender su entorno y sus necesidades; debe ser capaz de seleccionar los contenidos más apropiados para ellos y tener la paciencia necesaria que solo la fe en el milagro de la vida puede dar.

Facu: Dicho así es muy lindo, y puedo entender entonces por qué los buenos maestros siempre tienen la suficiente paciencia para guiar a sus alumnos en ese proceso.

Profe: Así como en el jardín puedo contemplar siempre ese milagro de la vida, hoy tengo la satisfacción de contemplar eso en la escuela. Es hermoso verlos crecer, ir convirtiéndose de a poco en esos hombres y mujeres que sus familias y la sociedad necesita. Si no creyera en el milagro de transformación y crecimiento que se da cuando un niño aprende algo nuevo, nunca podría ser una maestra.

Facu: Gracias, profe. Todo lo que me ha dicho hoy me ayuda a comprender lo que implica ser un buen maestro. Prometo esforzarme también por ser un buen alumno.

Actividad

Piensa y responde.

1. ¿Cuál sería la idea central de lo que la profe explica a Facu respecto a lo que implica ser un maestro?

2. ¿Cuáles son las características de un buen maestro?

3. ¿Qué puedes hacer con tus compañeros para reconocer el trabajo de tus profes como valioso en tu proceso de crecimiento?

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