El león y su ejército

El león, rey de los animales, decidió un día formar un ejército. De este modo citó al oso y le dijo:

Cargando...

-Como vos sos tan fuerte y valiente vas a ocuparte de los ataques.

Más tarde citó al mono y le dijo:

-Como vos sos divertido vas ocuparte de distraer al enemigo con tus monerías.

Luego citó al elefante y le dijo:

-Como vos sos muy fuerte y grandote, vas a ocuparte de cargar las municiones.

Después citó al zorro y le dijo:

-Como vos sos muy astuto vas a ocuparte de trazar la táctica y estrategia de nuestros movimientos.

El zorro muy ansioso por cumplir su misión dijo al león: -Ya he trazado la primera estrategia. Consiste en dejar fuera del ejército a la liebre y al asno. Ella es muy temerosa y él, muy lento.

Pero el león no estuvo de acuerdo y rugió enfurecido:

-¡De ninguna manera! ¡Todos los animales ocuparán una función dentro del ejército!

Acto seguido citó a la liebre y le dijo:

-Como vos sos muy ligera, vas a ser el correo secreto.

Enseguida citó al asno y le dijo:

-Como vos rebuznás muy fuerte, vas a ocuparte de despertar a los soldados cada mañana.

Y el león siguió citando a los animales y asignándole a cada uno una misión de acuerdo con sus posibilidades.

Y tú, ¿qué piensas del cuento? ¿Lo podemos relacionar con nuestra vida diaria?

EL ADIVINO

Una gran multitud de chicos y grandes colmaba la plaza del pueblo aquella mañana. Es que había un hombre en el centro, parado sobre una mesita que gritaba y agitaba los brazos llamando mucho la atención. ¡Y no sólo por sus gritos!... Tenía puesto una túnica azul estampada con miles de estrellas plateadas y un bonete puntiagudo con lunas y cometas dibujados. Como si esto fuera poco, consultaba una bola de cristal, la miraba fijamente, luego miraba a la muchedumbre reunida y le decía:

-¡Veo todo en esta bola de cristal! ¡Tengo poderes para adivinar el pasado y predecir el futuro! ¡Soy adivino de profesión! ¡Cualquiera puede acercarse y consultar mis poderes si lo desea!

La gente lo miraba maravillada y algunos valientes se acercaban a preguntar por su futuro. Cuando de pronto llegó un hombre bastante alterado que se dirigió al adivino con estas palabras:

-¡Están robando tu casa! ¿No vas a hacer nada para evitarlo?

El adivino se puso muy nervioso, tiró su bola mágica de un manotazo y salió corriendo hacia su casa con cara de sorpresa e indignación, pensando en detener a los ladrones. “¿Cómo es posible?”, se preguntaban todos.

¿No decía el adivino que podía ver el pasado y predecir el futuro? ¿No sabía de antemano que le robarían ese día? La última pregunta quedó suspendida en el aire, aunque algunos ya imaginaban una respuesta...

A ti...,¿qué se te ocurre?. ¿Qué poderes tenía el adivino?; ¿qué hacía la gente reunida en la plaza? ¿Qué pasó entonces? ¿Cómo reaccionó el adivino? ¿Por qué crees que reaccionó así? ¿Qué se preguntaba la gente? ¿Cómo responderían tú y tus amigos? ¿Serían reales los poderes del adivino?

EL ZORRO Y EL SAPO

Don Juan, el zorro, así se llamaba, era el animal más competitivo que había en la comarca. Cada vez que se cruzaba con otro no perdía la ocasión de desafiarlo a una pelea, a una carrera o a un juego de cartas. Pero el muy pillo se cuidaba muy bien de que su adversario fuera más débil, para así ganarle con comodidad.

Como aquel día en que se cruzó con don Tito, el sapo, le propuso correr una carrera. Sabía que los sapos nunca pueden correr a la velocidad de un zorro y creía ya ganada la competencia. Lo que no sabía que Tito, el sapo, había urdido un plan para vencerlo. Habiendo reunido a todos los sapos de la laguna, don Tito les pidió que se colocaran a lo largo de la pista de carrera, a un metro entre uno y otro y fingieran correr. El último esperaría en la línea de llegada y simularía cansancio como si hubiera corrido mucho.

La carrera comenzó y don Juan, el zorro, salió disparando hacia la meta... Pero,¡oh sorpresa!, don Tito iba siempre adelante gritando: “¡No me pises!”.

Y cuando arribó a la línea de llegada, ¡don Tito, el sapo, ya la había cruzado! El zorro no descubrió la trampa y tardó varios días en calmar su rabia. Y eso sí: lo pensó mucho antes de volver a molestar a los animales de la comarca con sus retos y desafíos injustos.
Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...