Cargando...
Desarrollando un lenguaje inclusivo
Las definiciones establecidas en la ley 5136 posibilitan conocer y emplear un lenguaje inclusivo que propicie la construcción de una comunidad escolar inclusiva a partir de las tres dimensiones consideradas: las culturas, las políticas y las prácticas inclusivas.
Así, conforme a dichas dimensiones:
La comunidad escolar se caracteriza por ser acogedora, segura, estimulante y colaborativa. Respetuosa de la condición humana, apreciando a cada uno y valorando las diferencias.
Las instituciones educativas constituyen el núcleo del desarrollo inclusivo para el mejoramiento de la calidad educativa de todo el alumnado.
La escuela dinamiza todos los recursos disponibles para superar las barreras para la participación y el aprendizaje de los estudiantes.
La educación inclusiva implica un enfoque diferente para dar respuesta a las dificultades que se dan en el sistema educativo por las barreras existentes para la participación y el aprendizaje de los alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo.
La inclusión está relacionada a todo tipo de discriminación y exclusión, en el conocimiento de la existencia de numerosos niños, niñas y jóvenes que no poseen igualdad de oportunidades educativas ni reciben una educación que responde a sus condiciones particulares, tales como: discapacidad, altas capacidades, trastornos específicos de aprendizaje, incorporación tardía al sistema educativo, alumnos con condiciones personales o de historia personal.
Utilizando un lenguaje inclusivo
El uso adecuado de la terminología implica tener mucho cuidado con el lenguaje empleado, pues, de modo voluntario o involuntario, se podría expresar respeto o discriminación hacia las personas que presentan características diferentes.
Las palabras o términos utilizados deben crear relaciones de derecho y deber entre las instituciones y las personas con condiciones específicas, o pasibles de discriminación.
Es necesario evitar que el abordaje de los derechos sea confundido con uno que priorice la atención de las necesidades de modo meramente asistencialista.
Es importante difundir la noción que los gobiernos, aunque esta sea su primordial función, no son los únicos responsables de garantizar el respeto de los derechos de los niños y niñas y jóvenes, toda la sociedad, todos los ciudadanos u organizaciones de la sociedad civil tienen el mismo compromiso, cada uno desde su perspectiva.
Actividad
a. ¿Cuál es el valor del sujeto niño, niña y adolescente en nuestra sociedad?
b. ¿Son respetados todos sus derechos?
c. ¿Cuáles deben ser mejor atendidos?