El incendio de la iglesia de la Encarnación

Los relatos dicen que las campanas que sonaron a una hora poco usual, presagiaban algo malo en la calurosa madrugada. Era el llamado de auxilio a la ciudad porque la iglesia se estaba incendiando.

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En circunstancias no aclaradas, pero fuertemente sospechadas, la antigua edificación fue pasto de las llamas en la madrugada de ese día 4 de enero de 1889. Varios investigadores, entre ellos el Arq. Jorge Rubiani, afirman que el siniestro se produjo a causa de una vela cuya llama alcanzó un pesebre de ka’avove’i cuyas hojas resecas ardieron expandiéndose a la estructura.

«Desde todas partes convergía un tropel de gente hacia el edificio remanente del viejo convento de Santo Domingo. Los residentes de San Gerónimo, Cachinga y Arsenal cué; desde el Oeste. Desde el extremo opuesto llegaban los de Punta Carapa, Campanero, La lucha y Sanguinas. Se juntaban en la ‘plaza guazú’ con quienes bajaban desde las lomas del Sur. Todos convergían hacia la iglesia en llamas»

De esa manera se relata la reacción popular al enterarse del incendio. La lucha contra las llamas terminaron alrededor del mediodía, ya sin nada que hacer. El edificio se había perdido definitivamente y quedaba solo hacer de tripas corazón y dejar de lado el destino para encarar la construcción de un nuevo templo.

La iglesia de la Encarnación siempre estuve fuertemente ligado al asunceño. Muchas son las razones para ello, desde la memoria hasta el sentimiento. Cumplió funciones cívicas en su momento, fue sede catedralicia y también camposanto en aquella céntrica loma Cabará desde donde se podía apreciar la bahía en su inmensidad.

Inmediatamente se encaró la tarea de buscar un nuevo sitio dónde erigir la futura sede. De nuevo habría mudanza. El mismo presidente de la época, Patricio Escobar, y el cura párroco Bernabé Colmán recorrieron la ciudad hasta dar con el que consideraron apropiado. Una colina dominante conocida como Volo-cue fue la elegida y comenzaron los trámites administrativos.

Hacia 1890 se adquirió dominio sobre la propiedad y en 1893 fue colocada la piedra fundamental bendecida por el vicario Claudio arrúa y apadrinada por el presidente Juan Gualberto González y esposa, Rosa Peña de González. Como no podría ser de otra manera, la ciudadanía colaboró activamente tanto con la compra del terreno como con la construcción. La esperanza de recuperar el sitio sagrado prontamente comenzaba de esa manera su largo camino hasta la actualidad.

Fuente

Recuperado de: Rubiani, Jorge. El ka’avove’i del pesebre inicia el fin de la iglesia de la Encarnación, 1889. http://portalguarani.com. 2012.

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