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- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero cómo vivir, tan pequeño e indefenso como soy?
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está esperando y que te cuidará.
- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
-¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar.
-¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?
- Tu ángel te juntará las manitas, te enseñará a orar y podrás hablarme.
- He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?
- Tu ángel te defenderá más aún a costa de su propia vida.
- Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor.
- Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo, pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos sollozando...
-¡Dios mío, si ya me voy dime su nombre! ¿Cómo se llama mi ángel?
- Su nombre no importa, tu le dirás : MAMÁ.
Un viaje increíble
Esta es la historia de Antonio, un ratón que vivía en la punta de un cerro.
Antonio, trabajaba día y noche para limpiar de polvo una bota que años atrás le había regalado su amigo, el viejito pascuero.
Ya era costumbre para él pasar las navidades con esa bota y como faltaba poco, debía terminar luego.
Un día, Antonio escuchó que golpeaban su puerta.
¡Era su amigo Ramiro que venía del pueblo!...
Se veía muy cansado.
Antonio le dijo a Ramiro que se sentara a descansar.
Ramiro había subido caminando hasta la punta del cerro para invitar a Antonio a pasar la Navidad en su casa, él pensaba que su amigo se sentiría sólo en Navidad.
Ramiro había tardado en su viaje más de lo que debía, sabía que para subir a la punta del cerro tenía que caminar nueve días, pero... debido a lo resbaloso del pasto había demorado el doble.
Ramiro se encontraba cansado y triste porque faltaban solo tres días para Navidad, sabía que era imposible estar de vuelta con su familia para ese día.
Antonio preocupado pensaba y pensaba... ¡Cómo poder ayudar a su amigo!
¡Y planeó un viaje increíble!...
Es así que con voluntad y amistad, Antonio y Ramiro celebraron juntos la Navidad.
Antonio, con su bota y Ramiro, con su familia.
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está esperando y que te cuidará.
- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
-¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar.
-¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?
- Tu ángel te juntará las manitas, te enseñará a orar y podrás hablarme.
- He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?
- Tu ángel te defenderá más aún a costa de su propia vida.
- Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor.
- Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo, pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos sollozando...
-¡Dios mío, si ya me voy dime su nombre! ¿Cómo se llama mi ángel?
- Su nombre no importa, tu le dirás : MAMÁ.
Un viaje increíble
Esta es la historia de Antonio, un ratón que vivía en la punta de un cerro.
Antonio, trabajaba día y noche para limpiar de polvo una bota que años atrás le había regalado su amigo, el viejito pascuero.
Ya era costumbre para él pasar las navidades con esa bota y como faltaba poco, debía terminar luego.
Un día, Antonio escuchó que golpeaban su puerta.
¡Era su amigo Ramiro que venía del pueblo!...
Se veía muy cansado.
Antonio le dijo a Ramiro que se sentara a descansar.
Ramiro había subido caminando hasta la punta del cerro para invitar a Antonio a pasar la Navidad en su casa, él pensaba que su amigo se sentiría sólo en Navidad.
Ramiro había tardado en su viaje más de lo que debía, sabía que para subir a la punta del cerro tenía que caminar nueve días, pero... debido a lo resbaloso del pasto había demorado el doble.
Ramiro se encontraba cansado y triste porque faltaban solo tres días para Navidad, sabía que era imposible estar de vuelta con su familia para ese día.
Antonio preocupado pensaba y pensaba... ¡Cómo poder ayudar a su amigo!
¡Y planeó un viaje increíble!...
Es así que con voluntad y amistad, Antonio y Ramiro celebraron juntos la Navidad.
Antonio, con su bota y Ramiro, con su familia.