¿Educamos para vivir o para sobrevivir?

Si en un principio el ser humano dominaba la técnica y la usaba como un instrumento para comprender y mejorar su hábitad, ahora ella lo domina a él, lo obliga a correr a su ritmo.

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Queremos estar al día con la tecnología aunque no la comprendamos, actualizamos nuestros equipos y artefactos aún antes de haber agotado su uso, sin siquiera haber aprendido o comprendido el beneficio de todas sus funciones.

La fórmula «última generación» se impone a nociones como «necesidad» o «utilidad». Sabemos apretar botones, pero desconocemos la totalidad de la cual ese botón forma parte. Nos entrenamos en habilidades específicas y fragmentarias, desprendidas de un contexto. Se pierde la mirada holística sobre la propia vida y las propias actividades. Ocurre en la mayoría de los trabajos, profesiones y ocupaciones.

¿Vivientes o sobrevivientes?

Les resulta difícil a nuestros hijos entender el mundo en el que se instalan. Con frecuencia, lo sienten peligroso, amenazador y temen no poder integrarse en él. También advierten, cómo los adultos, ellos mismos desorientados, los dejan en variadas y sucesivas manos que deberán entrenarlos para la batalla por la supervivencia. Las agendas de los chicos se llenan tanto como las de los adultos. Un adiestramiento detrás de otro y, a pesar de eso, ninguna seguridad. Se les dice que todo eso en lo que deben entrenarse les servirá para sobrevivir, pareciera que solo los más fuertes sobrevivirán.

Mucha habilidad, poca comprensión

Saber leer es mucho más que aprender el abecedario y el ordenamiento de las letras y palabras. Es comprender, a través de ese ejercicio, una idea, una historia, una emoción que otro ha creado y nos transmite. El mundo virtual ofrece hoy legiones de personas que leen, que no pueden transmitir a otros lo que han leído porque no lo pueden conceptualizar. Repetidamente los exámenes de ingreso a las
universidades desnudan este decepcionante panorama. 

Cuando los resultados son más importantes que los procesos, se termina en que se sabe abreviar palabras que no se sabe cómo escribir.

Para tener en cuenta

Examina qué valores inculcas a tus hijos sobre la importancia de los resultados y del proceso, conforme
a ello, y de ser necesario, elabora un plan para adecuar la enseñanza de los mismos.

Actividad

Contesta.

• ¿Estamos educando a nuestros hijos para vivir una vida trascendente y con sentido o los estamos educando simplemente para salvarse?

Fuente

¿Quién educa a nuestros hijos? Sergio Sinay; Bs. As. 2012.

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