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1. Posee un carácter amigable. Es más fácil iniciar y mantener una buena relación con las personas que son cálidas, que saben apreciar las virtudes de los demás en lugar de buscar incansablemente sus defectos.
2. Es generoso. No solo en cuestiones monetarias, sino, especialmente, en su tiempo y atenciones. A veces, es necesario perjudicar minutos de una importante actividad para escuchar a otra persona, hacerle una visita o simplemente estar a su lado.
3. Sonríe. La expresión facial alegre es contagiosa y predispone el ánimo ajeno. Sin embargo, una sonrisa falsa surte efectos negativos.
4. Mantiene una actitud positiva. A nadie le gusta relacionarse con una persona que siempre está hablando de lo mal que le trata la vida, que siempre lleva la contra, que a todo le dice «imposible» o que se pasa quejándose por todo. La actitud optimista da siempre mejores resultados que el pesimismo.
5. Desarrolla un sentido de humor. Es sumamente aburrido compartir con alguien que no se ríe de las bromas y los chistes, que son como condimentos de la vida diaria. Eso sí, las bromas pesadas deben evitarse.
6. Es amable y educada. Cuida de no herir los sentimientos ajenos y ayuda en todo lo que pueda.
7. Es presentable. Su modo de vestir, la manera de caminar y hablar, etc., son atractivos. Es muy difícil que alguien que descuida la higiene personal despierte la admiración de su entorno.
La personalidad agradable es el resultado de la belleza interior + la belleza externa.