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Aulas inclusivas
El hecho de llamar inclusiva a un aula no significa que realmente lo sea. No basta con darle el nombre, la inclusión se concreta con lo que ocurre en la sala de clase, en cómo transcurre el día a día en su interior.
Lo que caracteriza al aula inclusiva es el clima de calidez, confianza y seguridad, donde los alumnos, de manera natural, manifiestan su desconocimiento, expresan sus dudas, reconocen sus errores como parte de su proceso de aprendizaje y como una oportunidad para mejorar.
En el aula inclusiva todos los alumnos perciben que son acogidos y que hacen parte del grupo. Todos reconocen y son reconocidos por los demás.
En la organización de la clase, los docentes toman una serie de decisiones con relación a la selección de los contenidos, la determinación de los objetivos, la distribución de los tiempos, la metodología de trabajo colectivo o individual.
El conjunto de estas decisiones configura una determinada estructura de aprendizaje, que no varía únicamente entre un profesor y otro, sino, incluso, en un mismo profesor, según las características del grupo de alumnos.
La diversidad no supone una respuesta específica, sino la optimización de las prácticas cotidianas en la sala de clase.
Un currículo abierto a la diversidad de los alumnos es uno que ofrece a cada uno de ellos lo que requiere conforme a sus peculiaridades culturales, de género, historia personal o condición individual. Es aquel que propone a todos los alumnos aprender quiénes son los otros, incluyendo en su conjunto y en cada uno de sus elementos la toma de conciencia respecto a las diferencias existentes en su entorno escolar.
El profesor dinamiza la clase potenciando el trabajo en grupo y la ayuda mutua, colaborativa entre todos los alumnos.
Actividades
1. Reflexiona sobre la siguiente expresión: Las diferencias como oportunidades de aprendizaje.
2. Contesta.
a. ¿Quién o quiénes aprenden?
b. ¿Cuáles son esas diferencias?
c. ¿Dónde reside su valor?
3. Escribe o expresa gráficamente el resultado de tu reflexión.