Cuentos del Bosque Perdido (1)

En algún lugar del universo está el Bosque Perdido.  Es un sitio muy difícil de encontrar.  Solo pueden ir y venir de allí los colibríes, que son precisamente los que nos contaron esta historia.

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El regalo misterioso

Apenas empezó a salir el sol, la pareja de horneros salió a buscar su desayuno. Al regresar al nido, se encontraron con una sorpresa.

—¡Qué bonito!, está envuelto para regalo. ¿Será un huevo de Pascua? —dijo don Hornero.

—¡Ay!, para qué anidamos en el hueco de un árbol, nunca se sabe quien vivió antes ni qué puede haber dejado allí. Puede ser de una serpiente. ¡Ay, qué miedo! —pio alarmada doña Hornera.

—Estaremos aquí solo unos días hasta que terminemos nuestro nido de barro. Es un huevo, un precioso huevo, la tranquilizó su compañero.

—¿Huevo de qué? Igual, hay que empollarlo, pobrecito.

—¡Y parece tan grande!

—Lo taparemos con hojas y nos sentaremos encima, un rato cada uno, así estará calentito. —Uno empolla, el otro construye. Demoraremos más, pero no podemos dejar al pobre huevo abandonado.

—¡Ojalá no llueva! —rogó doña Hornera, amontonando hojitas, ramas y musgo alrededor del colorido huevón.

—Te toca el primer turno de empollar. A ver, ¿cómo vas a subirte al huevo?

—Sistema helicóptero —respondió don Hornero. Tomó impulso y cuando estaba ya alto en el aire, comenzó a girar con las alas abiertas, hasta que bajó lentamente sobre el huevo.

—¡Parece un huevo con sombrero! —se burló doña Hornera, volando hasta el poste de la luz donde estaban construyendo su casa. (Palito por palito bien pegado con barro de los jardines cercanos).

—¿Y ahora qué hago? —se preguntaba don Hornero, un poco asustado, porque estaba solito en la oscuridad del hueco del árbol, sentado sobre un huevo enorme o sobre una bomba.

—No, bomba no es porque no hace tictac. Pero se siente un ruidito. ¿Será una cajita de música o habrá sorpresitas adentro? ¡Ojalá no sea un dragón! Tan pronto volvió la hornera, él voló a seguir trabajando en el redondo nido de barro.

—Querido, —le gritó ella—, ¡hazlo un poco más grande, porque tenemos que meter el huevo! Necesitamos trabajar también después de que baje el sol.

—¿Y si los búhos, las serpientes y los murciélagos piensan que somos comida?

—No nos verán porque no esperan vernos de noche, lo tranquilizó ella. (Continuará).

Actividades

1. Responde. ¿Qué relación guarda el título del cuento con el contenido?

2. Usa tu imaginación, y redacta el desenlace de esta historia.

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