Creando una cooperativa de consumo

Estas organizaciones son de gran ayuda para que las familias o las comunidades obtengan productos y servicios en condiciones muy accesibles.

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Las cooperativas de consumo tienen como finalidad la provisión de productos, bienes o mercaderías de uso personal, familiar, o también para las actividades profesionales de los asociados. Con la formación de una cooperativa de consumo se puede aprovechar la cantidad grande de miembros, y adquirir productos que sean de su necesidad o preferencia, en cantidades y precios mayoristas. Luego la cooperativa las vende a los asociados en condiciones más ventajosas. Otra ventaja es el hecho de que la cooperativa permite la comercialización de los productos en mejores condiciones crediticias, que faciliten el acceso a los bienes. Si bien la ley de Cooperativas no impide que las ventas se realicen también a quienes no son asociados, por tales ventas la cooperativa deberá abonar los impuestos correspondientes a una venta a clientes. Entonces, el primer paso para formar una cooperativa de consumo es reunir a personas con necesidades comunes o con intereses que puedan resultar similares, y con las mismas organizarse y ordenar las actividades de la futura cooperativa, que serán las compras y las ventas de los productos. La realización de las compras es una de las principales actividades, fundamentales para que la organización pueda desarrollarse. Los que se encarguen de la actividad deben conocer adecuadamente los sitios donde obtener mejores precios y los proveedores, entender las formas de comercialización y las condiciones de los productos a comprar, que serían valorados por los asociados. El otro aspecto importante y que complementa el sistema se refiere a la distribución o las ventas de los productos adquiridos por la cooperativa. Organizar este aspecto también requiere conocimientos y capacidad de organización. Son importantes conocer los aspectos de almacenamiento y conservación de los productos; y contar con algún sistema de registración de las operaciones. Lo ideal es que las compras respondan a las necesidades reales de consumo de los asociados. Si estos pueden establecer sus necesidades semanales o mensuales de los productos, ayudará a contar con el stock requerido y reducirá notablemente las posibilidades de pérdidas, al comprarse en cantidades que tendrán salida asegurada. De igual manera, los directivos de la cooperativa deben estar en permanente contacto con los asociados, conocer sus necesidades sobre nuevos productos o servicios, la calidad y formas de comercialización. Actuar de esa manera asegura la continuidad de la cooperativa y posibilita el crecimiento como organización.

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