• Tener conciencia de que es un servidor público.
• Agradecer a cada usuario el cumplimiento de su deber, ya sea pagando un servicio, realizando un reclamo, etc.
• Cumplir sus funciones con dedicación y buena predisposición. No es lo mismo atender que atender bien. Y en esto también tiene que ver la templanza del carácter: no debe dejarse llevar por su impulso cuando, por ejemplo, un cliente lo ofende, sino buscar la manera de calmarlo.
• Ponerse en el lugar del usuario que requiere su atención. Antes que juzgar la actitud del otro, es recomendable pensar en el tiempo que lleva esperando, la distancia de donde viene, los problemas que le aquejan, entre otros detalles, para comprenderlo.
• Además de responsable, puntual y eficiente, debe ser creativo para responder a los requerimientos o tolerar ciertas situaciones. Si no se puede dar la solución a un caso, por lo menos se tiene que derivar a quien pueda ayudar al usuario o cliente.
• No malgastar el tiempo en actividades ajenas a su función. Debe priorizar su trabajo. Los comentarios entre amigos o las llamadas particulares se pueden realizar en los ratos libres, no cuando hay una extensa fila esperando ser atendida.
Claves para los usuarios
• En primer lugar, hay que tener en cuenta que los usuarios de los servicios públicos no se van a pedir un favor, sino a usar un derecho o cumplir un deber.
• Tratar de ser agradables. El saludo o una sonrisa pueden predisponer la voluntad del funcionario, para atenderlo mejor. El hecho de gritar o usar palabras ofensivas solo revela la mala educación de las personas; de ninguna manera superioridad.
• Ser respetuosos. El hecho de estar pagando impuestos o un servicio no nos autoriza a ser arrogantes y autoritarios.
• Así como no es correcto pagar para recibir una mejor o más rápida atención, tampoco es procedente ejercer presión para conseguir un servicio adicional o aceptar una excepción que no corresponde.
• Si un funcionario actúa con deshonestidad, debe denunciarlo.
Sin groserías
La cortesía es una de las llaves más eficientes para lograr un trato justo, de parte de quien solicita un servicio o de quien lo ofrece. Toda persona tiene derecho de realizar peticiones y reclamos, pero con respeto. Así también, los funcionarios deberían esforzarse en atenderlos con diligencia y amabilidad.