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Cómo enseñar y que los alumnos aprendan la diferencia entre el bien y el mal; lo justo y lo injusto es un tema tan antiguo y discutido como definir qué es la ética.
A lo largo del tiempo, los diferentes modos de entender la ética y, principalmente, la moral han determinado los diferentes modelos de enseñanza y aprendizaje de estos contenidos. Y algunas veces estos no han sido debidamente explicados y, por ende, entendidos. Otras veces, gracias al aporte de las ciencias que estudian los procesos de aprendizaje, han logrado un importante grado de desarrollo.
Los extremos
Entre la diversidad de modelos de enseñanza, se encuentran los distintos tipos de fundamentalismos y de relativismos. Por ello, es imprescindible que el docente sepa distinguir estas posturas para facilitarles a los alumnos que las reconozcan y desarrollen una actitud reflexiva y crítica sobre estos temas. Los fundamentalismos sobre la moral, generalmente, son el origen de la intolerancia.
Docente vs. libertad
En el otro extremo del hilo del tema vemos que el relativismo, desde una posición escéptica, tiende a anular o a limitar el papel de la formación ética. Este tipo de prácticas educativas, en vez de ser guías, hacen que el alumno interprete la moral a su manera. El papel del docente es ayudar a aclarar las dudas del alumno y brindarle las herramientas para que desarrolle sus habilidades para la toma de decisiones.
Reconocer valores
Desde ambas posturas es difícil que el alumno pueda reconocer valores básicos para la convivencia como la vida, la libertad y la justicia. Es importante que los docentes puedan conocer e integrar a sus prácticas modelos promovidos en la actualidad, compuestos de dos tradiciones importantes de la historia de la ética: la naturalista y la deontológica.
Tradición naturalista: se basa en que existe en la persona un deseo natural del bien y de la felicidad. El aprendizaje de la ética consiste en que el alumno adquiera las herramientas para la práctica del bien.
Tradición deontológica: trata de determinar qué es lo correcto. Enfatiza la necesidad de que los estudiantes desarrollen su actitud crítica y reflexiva frente a los valores y normas para poder discernir y actuar por sí mismos.
A la hora de estudiar estos conceptos en aula, se puede proponer, por ejemplo, identificar los principios que se encuentran en determinadas acciones y discutir su validez ética. Así, un principio como: «Haz el bien sin mirar a quién» puede ser el punto de partida para guiar a los alumnos en la identificación en hechos concretos.