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2. Organizate: Sea larga o corta tu disertación, es importante ordenar sus elementos. Hay que prever la introducción, los puntos principales que vas a exponer y la conclusión.
3. A veces, una buena forma de comenzar resulta ser la frase final. Una vez que ya sabés adónde te dirigís, podés escoger el camino que más te guste para llegar allí. Es decisivo tener un final con fuerza, pues quizá sea lo que la gente recuerde mejor.
4. Sé breve. La duración de los números en los espectáculos de variedades suele ser, como máximo, de doce a quince minutos. Si una cuadrilla de bailarines y cantantes que ponen toda el alma en su trabajo no logran entretener al público por más tiempo, ¿creés que vos sí podés lograrlo?
5. Sé sincero. Si tratás de ser distinto de como sos (poco natural), probablemente no logres convencer al auditorio. Si no te parece graciosa una anécdota, no esperes que el público se ría cuando te escuche. Si la información que pretendés transmitir no despierta en vos un verdadero interés, tampoco lo despertará en los demás.
6. Si tomás la palabra, es que tuviste una experiencia que los oyentes desconocen. Compartila con ellos. Hacé que sientan lo mismo que vos sentiste: una profunda emoción o la indiferencia, miedo o tristeza, fastidio o perplejidad.
7. En los primeros momentos de tu disertación se establece el vínculo entre el público y vos. 8. Sonreí. Agradecé a la persona que te haya presentado, y luego esperá un momento.
9. No empieces hasta que hayas captado la atención de todos los presentes.
10. Cuando el público se haya puesto atento, establecé contacto visual.
11. Leer ante un auditorio no resulta tan eficaz como hablar directamente y con el corazón.
12. Se recomienda llevar notas para recordar lo que quiere decir.
13. Cuando estamos sometidos a tensión nerviosa, a menudo olvidamos cómo respirar correctamente, y toda persona que acostumbra presentarse o actuar en público conoce la importancia de la respiración.