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Argentina deseaba negociar el reconocimiento de la independencia nacional pretendiendo todo el Chaco, mientras que Brasil quería los territorios al este del río Paraguay, norte del Apa y este de las Cordilleras. Finalmente, la incalificable conducta del general uruguayo Venancio Flores que, por diversas ambiciones, se convirtió en instrumento de la Argentina y del Brasil transformando en enemigo al Uruguay, generando así la guerra contra la Triple Alianza.Lic. Paola Dalles
paoladalles@yahoo.com
Cuestiones de límites
Antes de que falleciera Don Carlos, ya habían vencido los plazos de los acuerdos internacionales sobre las cuestiones de límite: el Tratado Berges-Paranhos con el Brasil, y el Vázquez-Guido con la Argentina, firmados en 1856. En el Brasil dominaba el liberalismo, que actuaba duramente contra el régimen político imperante en el Paraguay y que pretendía seguir penetrando en el territorio situado en el noreste paraguayo. Las relaciones con la Argentina se trató de solucionar a través de la venida del doctor José Mármol al Paraguay. Pero el diplomático argentino alegó que, como casi toda la documentación se hallaba en Buenos Aires, el gobierno paraguayo debía enviar a sus delegados a esa ciudad a tratar la cuestión de límites. Francisco S. López no respondió a esa propuesta. El problema no resuelto de límites alteraba las relaciones del Paraguay con ambos Estados y fue una de las causas que condujeron a la guerra.
La doctrina del equilibrio
Don Carlos Antonio López tenía una política reservada en cuanto a las cuestiones de límites, ya que evitó participar en los asuntos del Río de la Plata, fiel a la doctrina de no intervención; sin embargo, su hijo Solano López dio un giro a esta situación: creyó que llegó el momento de participar en dichos asuntos, pues según él, esto afectaría los intereses económicos y políticos del Paraguay. Esto implicaba una doble tarea: solucionar los pleitos territoriales y mantener el equilibrio de fuerzas entre los vecinos, el Brasil y la Argentina. Solano López opinaba que si se alteraba la paz en uno de estos países o si ambos se aliaban, la independencia paraguaya estaría en peligro y su avance económico se truncaría.
Revolución civil en el Uruguay
La ocasión de imponer la nueva doctrina del equilibrio se presentó en abril de 1863, cuando el general uruguayo Venancio Flores, jefe del Partido Colorado de su país, inició una revolución con la ayuda del partido gobernante de Buenos Aires en contra del Partido Blanco a cargo del entonces presidente del Uruguay, Bernardo Berro. El presidente uruguayo pidió al Paraguay que lo ayudara en la defensa de su gobierno, enviando a Octavio Lapido, quien reveló al Presidente paraguayo las intenciones argentinas de reconstruir el antiguo virreinato. Solano López estaba dispuesto a ayudar al gobierno blanco del Uruguay, pues este permitiría poner en marcha su nueva política de equilibrio, dando al Paraguay el mismo estatus regional que poseían la Argentina y el Brasil. Montevideo significaba, además, el acceso paraguayo al mar, su inclusión en la economía internacional y la liberación de la dependencia comercial con Buenos Aires.
Inconvenientes entre el Uruguay y el Brasil
Bajo el gobierno del Partido Colorado, se habían establecido en el norte del Uruguay empresas agropecuarias de terratenientes brasileros. Al subir el Partido Blanco al poder, los brasileños fueron despojados de su bienes y expulsados del territorio uruguayo. En consecuencia, en 1864 el Imperio exigió sanciones a los funcionarios uruguayos que habían maltratado a sus ciudadanos, demandando indemnizaciones para los mismos, con la amenaza de una intervención armada en caso del rechazo por parte de los blancos. Ante esta situación, una nueva misión diplomática uruguaya, a cargo del doctor Antonio Vázquez, llegó al Paraguay denunciando las advertencias del Imperio.
Apoyo del Paraguay al gobierno blanco
El 4 de agosto de 1864, Saraiva dio un plazo de seis días al presidente Aguirre para el cumplimiento de las exigencias brasileñas. Amenazó con la entrada de tropas imperiales, en caso de que rstas fuesen denegadas. El gobierno blanco rechazó el ultimátum, con la seguridad que contaría con el respaldo paraguayo. En efecto, Francisco S. López, envió una nota al ministro del Brasil Viana de Lima, el 30 de agosto de ese año, protestando contra cualquier intervención armada en territorio uruguayo, pues se atentaría contra el equilibrio de los Estados del Río de la Plata, y el Paraguay recurriría a la guerra, si Brasil no atendía su advertencia.
Invasión del territorio uruguayo por tropas brasileras
El 12 de octubre, el general brasileño José Luis Mena Barreto se apoderó de la ciudad de Melo, en el Uruguay. Entre el 9 y 10 de noviembre, Francisco S. López recibió la noticia de la efectiva ocupación militar del Uruguay y ordenó el 11 de noviembre de 1864 la captura del Marquês de Olinda; al día siguiente, el vapor paraguayo Tacuarí apresó al navío brasileño, que subía por el río Paraguay, llevando a bordo al coronel Federico Carneiro de Campos, quien fue hecho prisionero. Con esta situación, la guerra abierta había comenzado.
Elige la letra que corresponde a la respuesta correcta:
Francisco Solano López apoyó al gobierno blanco del Uruguay porque:
A)Permitiría poner en marcha su nueva política de equilibrio.
B)Accedería a comercializar con el Brasil, Uruguay y la Argentina.
C)Le ayudaría a asegurar la dependencia comercial con Buenos Aires.
Respuesta del martes 21/9/2010 - letra "C"
paoladalles@yahoo.com
Cuestiones de límites
Antes de que falleciera Don Carlos, ya habían vencido los plazos de los acuerdos internacionales sobre las cuestiones de límite: el Tratado Berges-Paranhos con el Brasil, y el Vázquez-Guido con la Argentina, firmados en 1856. En el Brasil dominaba el liberalismo, que actuaba duramente contra el régimen político imperante en el Paraguay y que pretendía seguir penetrando en el territorio situado en el noreste paraguayo. Las relaciones con la Argentina se trató de solucionar a través de la venida del doctor José Mármol al Paraguay. Pero el diplomático argentino alegó que, como casi toda la documentación se hallaba en Buenos Aires, el gobierno paraguayo debía enviar a sus delegados a esa ciudad a tratar la cuestión de límites. Francisco S. López no respondió a esa propuesta. El problema no resuelto de límites alteraba las relaciones del Paraguay con ambos Estados y fue una de las causas que condujeron a la guerra.
La doctrina del equilibrio
Don Carlos Antonio López tenía una política reservada en cuanto a las cuestiones de límites, ya que evitó participar en los asuntos del Río de la Plata, fiel a la doctrina de no intervención; sin embargo, su hijo Solano López dio un giro a esta situación: creyó que llegó el momento de participar en dichos asuntos, pues según él, esto afectaría los intereses económicos y políticos del Paraguay. Esto implicaba una doble tarea: solucionar los pleitos territoriales y mantener el equilibrio de fuerzas entre los vecinos, el Brasil y la Argentina. Solano López opinaba que si se alteraba la paz en uno de estos países o si ambos se aliaban, la independencia paraguaya estaría en peligro y su avance económico se truncaría.
Revolución civil en el Uruguay
La ocasión de imponer la nueva doctrina del equilibrio se presentó en abril de 1863, cuando el general uruguayo Venancio Flores, jefe del Partido Colorado de su país, inició una revolución con la ayuda del partido gobernante de Buenos Aires en contra del Partido Blanco a cargo del entonces presidente del Uruguay, Bernardo Berro. El presidente uruguayo pidió al Paraguay que lo ayudara en la defensa de su gobierno, enviando a Octavio Lapido, quien reveló al Presidente paraguayo las intenciones argentinas de reconstruir el antiguo virreinato. Solano López estaba dispuesto a ayudar al gobierno blanco del Uruguay, pues este permitiría poner en marcha su nueva política de equilibrio, dando al Paraguay el mismo estatus regional que poseían la Argentina y el Brasil. Montevideo significaba, además, el acceso paraguayo al mar, su inclusión en la economía internacional y la liberación de la dependencia comercial con Buenos Aires.
Inconvenientes entre el Uruguay y el Brasil
Bajo el gobierno del Partido Colorado, se habían establecido en el norte del Uruguay empresas agropecuarias de terratenientes brasileros. Al subir el Partido Blanco al poder, los brasileños fueron despojados de su bienes y expulsados del territorio uruguayo. En consecuencia, en 1864 el Imperio exigió sanciones a los funcionarios uruguayos que habían maltratado a sus ciudadanos, demandando indemnizaciones para los mismos, con la amenaza de una intervención armada en caso del rechazo por parte de los blancos. Ante esta situación, una nueva misión diplomática uruguaya, a cargo del doctor Antonio Vázquez, llegó al Paraguay denunciando las advertencias del Imperio.
Apoyo del Paraguay al gobierno blanco
El 4 de agosto de 1864, Saraiva dio un plazo de seis días al presidente Aguirre para el cumplimiento de las exigencias brasileñas. Amenazó con la entrada de tropas imperiales, en caso de que rstas fuesen denegadas. El gobierno blanco rechazó el ultimátum, con la seguridad que contaría con el respaldo paraguayo. En efecto, Francisco S. López, envió una nota al ministro del Brasil Viana de Lima, el 30 de agosto de ese año, protestando contra cualquier intervención armada en territorio uruguayo, pues se atentaría contra el equilibrio de los Estados del Río de la Plata, y el Paraguay recurriría a la guerra, si Brasil no atendía su advertencia.
Invasión del territorio uruguayo por tropas brasileras
El 12 de octubre, el general brasileño José Luis Mena Barreto se apoderó de la ciudad de Melo, en el Uruguay. Entre el 9 y 10 de noviembre, Francisco S. López recibió la noticia de la efectiva ocupación militar del Uruguay y ordenó el 11 de noviembre de 1864 la captura del Marquês de Olinda; al día siguiente, el vapor paraguayo Tacuarí apresó al navío brasileño, que subía por el río Paraguay, llevando a bordo al coronel Federico Carneiro de Campos, quien fue hecho prisionero. Con esta situación, la guerra abierta había comenzado.
Elige la letra que corresponde a la respuesta correcta:
Francisco Solano López apoyó al gobierno blanco del Uruguay porque:
A)Permitiría poner en marcha su nueva política de equilibrio.
B)Accedería a comercializar con el Brasil, Uruguay y la Argentina.
C)Le ayudaría a asegurar la dependencia comercial con Buenos Aires.
Respuesta del martes 21/9/2010 - letra "C"