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Pues bien; he allí una de las imágenes que guardamos de alguien muy querido o querida, cuyo día muy especial lo estaremos recordando durante toda esta semana. Nos referimos al Día del Maestro, Día de la Maestra.
Como expresamos en la primera plana de este mismo periódico educativo, el DÍA DEL MAESTRO/A es la fecha más emblemática, más cálida, más emotiva y más cariñosa de todo el calendario escolar.
Y es justo y lógico que así sea.
Porque, indudablemente, un maestro o una maestra es una persona privilegiada por Dios, que sintiendo el llamado de Él, dijo SÍ generosamente, y aceptó obediente la inmensa responsabilidad de compartir con Él la Misión Redentora; es alguien que merece todo el respeto, la gratitud, el cariño y el apoyo de todos los seres humanos que habitamos este planeta.
Porque es justo reverenciar la persona de alguien capaz de formar mejores personas, de transformar la sociedad, de guiarla, orientarla hacia su dignificación, hacia su fidelidad con su condición de raza humana. Y el verdadero maestro, la auténtica maestra, es aquella persona que realiza toda esa proeza señalada: encaminar al niño, niña, joven a convertirse en mejores personas y a no olvidarse de su condición de ser humano.
Por eso, en el Día del Maestro reafirmemos nuestro compromiso con la educación y sus agentes, en el sentido de apoyarlos, acompañarlos en la nobilísima misión de rescatar a los seres humanos de las garras de su peor enemigo, cual es la ignorancia, generadora de la automarginación social, la violencia y la degradación humana.
¡Papás y mamás!: como primerísimos educadores, no escatimemos esfuerzos en la tarea educativa, y juntemos hombro con hombro con nuestros amigos y amigas docentes de aulas, para brindar a nuestros futuros ciudadanos y ciudadanas la mejor educación que hará posible los cambios necesarios para una vida mejor y más feliz en el Paraguay.
Nuestro firme compromiso ciudadano de acompañarlos, amarlos y comprenderlos será el mejor regalo en SU DÍA que podemos ofrecerles a quienes nunca sabremos si son ángeles, hadas madrinas o simples seres humanos con mucho amor, pero que los queremos, recordamos y respetamos como tales y, simplemente, las y los llamamos MAESTRA, MAESTRO.
Como expresamos en la primera plana de este mismo periódico educativo, el DÍA DEL MAESTRO/A es la fecha más emblemática, más cálida, más emotiva y más cariñosa de todo el calendario escolar.
Y es justo y lógico que así sea.
Porque, indudablemente, un maestro o una maestra es una persona privilegiada por Dios, que sintiendo el llamado de Él, dijo SÍ generosamente, y aceptó obediente la inmensa responsabilidad de compartir con Él la Misión Redentora; es alguien que merece todo el respeto, la gratitud, el cariño y el apoyo de todos los seres humanos que habitamos este planeta.
Porque es justo reverenciar la persona de alguien capaz de formar mejores personas, de transformar la sociedad, de guiarla, orientarla hacia su dignificación, hacia su fidelidad con su condición de raza humana. Y el verdadero maestro, la auténtica maestra, es aquella persona que realiza toda esa proeza señalada: encaminar al niño, niña, joven a convertirse en mejores personas y a no olvidarse de su condición de ser humano.
Por eso, en el Día del Maestro reafirmemos nuestro compromiso con la educación y sus agentes, en el sentido de apoyarlos, acompañarlos en la nobilísima misión de rescatar a los seres humanos de las garras de su peor enemigo, cual es la ignorancia, generadora de la automarginación social, la violencia y la degradación humana.
¡Papás y mamás!: como primerísimos educadores, no escatimemos esfuerzos en la tarea educativa, y juntemos hombro con hombro con nuestros amigos y amigas docentes de aulas, para brindar a nuestros futuros ciudadanos y ciudadanas la mejor educación que hará posible los cambios necesarios para una vida mejor y más feliz en el Paraguay.
Nuestro firme compromiso ciudadano de acompañarlos, amarlos y comprenderlos será el mejor regalo en SU DÍA que podemos ofrecerles a quienes nunca sabremos si son ángeles, hadas madrinas o simples seres humanos con mucho amor, pero que los queremos, recordamos y respetamos como tales y, simplemente, las y los llamamos MAESTRA, MAESTRO.