Amor y gratitud a nuestros maestros y maestras serán el mejor homenaje

El próximo domingo 30 es el DÍA DEL MAESTRO. Es la fecha indudablemente más hermosa, significativa e importante de todo el Calendario Escolar. El DÍA DEL MAESTRO Y DE LA MAESTRA es una fecha que perdura por siempre en la memoria de todos quienes hemos tenido el privilegio de disfrutar de la vida en las aulas.

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Y por supuesto, el recuerdo más dulce y más grato que guardamos con mayor celo de esa época inolvidable, es el relacionado con nuestras maestras, maestros. Y es que tiene que ser así, porque aquellas o aquellos hicieron DEMASIADO en nuestras vidas.

Mediante ellas o ellos, adquirimos las mejores herramientas para lograr nuestra felicidad, nuestra realización como personas útiles para nosotros mismos y para la sociedad. Sus callados y anónimos sacrificios y esfuerzos diarios que llenan de canas sus cabelleras y de profundas huellas de cansancio sus rostros, no tienen precio.

Por eso, esos seres humanos tan especiales, que más se parecen a los ángeles de Dios, merecen nuestros mejores homenajes, nuestros más amplios reconocimientos; y no caben dudas de que la mejor manera de rendirles el tributo que se merecen es amándolos/as más y más y demostrándoles siempre de alguna manera nuestra más profunda y sincera gratitud.

RECORDACIÓN: DÍA DEL MAESTRO

El maestro es un ser que tiene la delicada misión de formar hombres y mujeres íntegros.

El maestro es un ser sacrificado porque:

1. No termina su trabajo en el aula, sino que solo empieza en ella...

2. Debe enseñar con entusiasmo y vitalidad, aunque sus fuerzas se debiliten o el dolor le acompañe...

3. Debe llevar una sonrisa al aula, aunque llore por dentro...

4. Si los alumnos no se promueven, la sociedad les acusa de faltos de vocación, capacidad de transmitir o falta de dominio de grupo.

5. Si los alumnos aprueban mayoritariamente, se desconfía de la preparación de los alumnos.

Por todo esto y mucho más, queremos rendirle un homenaje sincero y sencillo, pero cargado de gratitud, comprensión y amor. Con las palabras de estos poetas, queremos decirle: “Muchas felicidades en tu día, maestro”.

Educador

Docente educador, tú eres un Cristo de Fe
Porque crees en el hombre;
Un pregón de esperanza
porque siembras lo que otros
cosecharán;
Un testimonio de Amor
Porque mueres un poco cada día,
Para que otros vivan plenamente.

No dejes de sembrarte con coraje
en el surco del corazón humano
Y volverás a ser pan de muchas mesas
Para vivir cuando ya no vivas.
Docente educador.

El camino es largo y la tarea dura
Pero no te desalientes
Porque el que confió en tu debilidad
Y te llamó para la siembra,
En su nombre
Que es el de todos los alumnos

La oración a la maestra
(De Gabriela Mistral)

¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo
enseñe, que lleve el nombre de maestra, que
Tú llevaste por la tierra.

Dame el amor único de mi escuela; que ni la
quemadura de la belleza sea capaz de robarle
mi ternura de todos los instantes.
Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero
el desencanto.

Arranca de mí este impuro deseo de justicia que
aún me turba, la mezquina insinuación de
protesta que sube de mí cuando me hieren.
No me duela la incomprensión ni me entristezca
el olvido de los que enseñe.

Dame el ser más madre que las madres, para
Poder amar y defender como ellas lo que no es
carne de mis carnes. Dame que alcance a hacer
de una de mis niñas mi verso perfecto y de dejarte
en ella clavada mi más penetrante melodía,
para cuando mis labios no canten más.
Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo,
para que no renuncie a la batalla de cada día y
de cada hora por él.

Pon en mi escuela democrática el resplandor
que se cernía sobre tu coro de niños descalzos.
Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora
de todo poder que no sea puro, de toda
presión que no sea la de tu voluntad
ardiente sobre mi vida.

Al maestro

Anónimo

En el camino empolvado,
se notan brillar tus pies,
si es como luz tu palabra,
a ti se te puede ver.

Nunca tu sombra oscurece,
En ti se puede creer,
Si es como luz tu palabra
todo ilumina con tu ser.

Maestro, que tanto peleas,
para a la ignorancia vencer,.
sabrás que es cruel el camino,
que a ti te gustó escoger.

Nunca tendrás de mí, olvidos,
Maestro, tú me enseñaste a ver,
que el conocer no es estorbo,
tú me ensañaste a leer.


¡BIENVENIDOS LOS MAESTROS Y MAESTRAS QUE ESCRIBEN!

Siempre hemos sostenido, y lo seguimos haciendo desde este periódico educativo, que los maestros y maestras son los profesionales que mejor preparados están para escribir. Y esto no es ningún descubrimiento espectacular, sino sencillamente, la aplicación del sentido común: porque, ¿quién o quiénes como ellos son los que se entrenan diariamente en las aulas para transmitir sus mensajes? Y aquí no hablamos de “cualquier transmisión, ni de cualquier mensaje”; nos estamos refiriendo a la “transferencia de conocimientos, saberes”. Y no precisamente a un público predeterminado, preparado, de nivel más o menos parejo, que ya tiene experiencias de aprendizaje. Estamos hablando de un campo virgen. De seres que se acercan por primera vez a los conocimientos y, por lo tanto, precisan de la mejor didáctica, de las pedagogías más eficaces para asimilar los saberes para la vida. Por todo y mucho más, ¡bienvenidos los maestros y maestras que escriben, que también saben transmitir saberes por escrito, así como lo saben hacer oralmente! ¡El siguiente material, de un Maestro de Grado de Caaguazú, es uno de los mejores homenajes a sus colegas en SU DÍA! ¡¡Gracias, Prof. Samudio Vera!!

ORACIÓN DEL MAESTRO

(Por Hugo Ricardo Samudio Vera) *

Señor, haz que hoy...
Sepa agradecerte las primorosas,
maravillosas y loables obras de tu creación:
la vida, el sol, la luna, las estrellas, en fin por todos;
pero haz mejor, por escuchar mis plegarias
al conceder en tu Santa y misericordiosa voluntad,
de consentirme a compartir en mi alrededor;
los ideales, anhelos... mi fe en un mundo mejor, y
la gracia de educar a niños y jóvenes.

Señor, haz que hoy...
De ti sedientos los niños, vengan a mí;
como un día dejaste, en tus regazos se arrimen
con la inocencia candorosa en sus tiernas miradas;
sin obstáculos, sin medio, y con sosiego regocijo,
que les pueda con afán infundir en valores,
de acuerdo a tus sabias enseñanzas e intenciones,
porque... solo tuyos son los designios generosos,
porque... sólo las sembradas obras de bien se eternizan,
porque... en la infancia está el futuro de la amada patria,
siempre ofrendada de ser modesta, venturosa y amada.

Señor, haz que hoy...
Sea un instrumento y un agente de cambio,
que con convicción cultive en la nueva generación
la esperanza e ilusión de un asequible devenir mejor,
el sentido verdadero a la vida cual es Dios creador
y como opción fundamental la vivencia de Amor.
Luz para el camino hacia el sendero del bien y
motor humanitario que ha de inducir al mundo
en pos de su necesaria transformación solidaria.

Señor, haz que hoy...
Mi espíritu sea altruista como el tuyo,
de dar todo de mí sin pedir nada a cambio
porque serás Maestro, fiel reflejo en mi ser;
de bondadoso, paciente, apóstol de la paz,
de la verdad sin temor, la entrega incondicional,
del renunciamiento singular al servicio de los demás;
porque seré tu testigo elocuente, mi Gran Maestro;
como aquellos discípulos que un día, en Jerusalén,
guiados por los irradiantes dones del Espíritu Santo
enviaste a evangelizar y cristianizar al mundo.

¡Jesús, Señor y Maestro de la pedagogía del Amor, ayúdanos a todos los docentes a que entendamos nuestra misión de educador y lo abracemos como un verdadero apostolado!

Amén
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