A padres soberbios

Hijos prepotentes, tímidos o inseguros; los primeros transitan un camino que conduce a la delincuencia, y, por tanto, a la comisaría, al hospital o cementerio y los segundos, a algún tratamiento sicopedagógico, como mínimo. Con padres violentos y transgresores no hay sistema educativo que funcione, porque la presencia de estos «cría cuervos» lo echa todo a perder. Tal vez la escuela de padres pueda rectificar el rumbo de este endémico mal del presente siglo.

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Veamos el siguiente caso

—Papá, la sicóloga quiere hablar contigo. (Andrés, del 8.° grado, temeroso).

— ¿Y para qué quiere hablar conmigo?, ¡como si tuviera tiempo para estupideces! ¿Por qué me hace llamar? ¡Rayos! (El papá con ira, zarandeando al hijo).

—Es que tengo vergüenza, papá. (Andrés, balbuciendo).

— ¡Decile a tu mamá! (Tras un portazo sale el papá).

1. Reflexiona y contesta.

a. ¿Cuál es la imagen que representas en tu familia? Marca una de las opciones:

Democrática.

Autoritaria.

Permisiva.

b. ¿Cuál es tu opinión acerca de: «Los hijos imitan, no obedecen»? Justifica tu respuesta.

c. ¿Por qué es importante que los padres sean ejemplos de bondad y comprensión?

2. Marca con SÍ o NO según estés o no de acuerdo con las siguientes proposiciones.

a. Los padres deben de entender que son «espejos» en los cuales los hijos se miran para tener seguridad y confianza.

NO

b. Los padres exigentes forman hijos exitosos.

NO

c. La violencia y el castigo irracional nunca dieron frutos en el campo de la educación.

NO

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