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Para conmemorar esa emotiva fecha, recordamos fragmentos de un discurso pronunciado en el Salón Paz del Chaco por el Gral. Div. (SR) Emilio Balbuena con motivo de cumplirse un aniversario más de la Victoria de Boquerón.
"Después de 21 días de cruenta y dura lucha, el día 29 cae el telón sobre el sangriento drama de Boquerón. Con las primeras lumbres del amanecer, suena el clarín de la victoria, no en la voz ronca de la corneta, sino en el grito salvaje y bravío que nace del fondo del alma de la raza, anunciando que se ha ganado la gran batalla de la guerra.
"Los bravos soldados bolivianos del teniente coronel Marzana habían resuelto capitular la noche anterior.
"Al instante, nuestros soldados cruzaron velozmente la tierra de nadie, tan solo para extender sus manos en un saludo fraternal. Cuando vieron las demacradas y doloridas figuras que ocupaban las trincheras, ofrecieron a los vencidos sus víveres y botiquines, y todos por igual, paraguayos y bolivianos, fraternizaron jubilosamente, festejando la terminación de la sangrienta batalla.
"Dice el capitán norteamericano David Zook en su libro La Conducción de la Guerra del Chaco: Boquerón, la primera batalla decisiva de la Guerra del Chaco, dio al Paraguay una enorme ventaja sicológica y obtenía el dominio completo de la campaña.
"Su ejército, pobremente adiestrado, derrotó a la crema de las fuerzas de Boquerón y en el curso de esta experiencia, los inexpertos muchachos campesinos de un principio se transformaron en duros veteranos.
"La moral boliviana quedó destrozada con la caída de Boquerón y conmovió hasta sus cimientos la relación entre civiles y militares en el país del altiplano, termina diciendo el capitán Zook.
"Al día siguiente de la rendición del teniente coronel Marzana, el presidente Ayala llegó a Boquerón para promover al teniente coronel Estigarribia, al grado inmediato superior. Al prenderle las insignias le dijo escuetamente: Coronel Estigarribia, sos digno de mandar soldados paraguayos.
"El comandante en jefe del Ejército paraguayo estuvo, indudablemente, a la altura de su misión. La Guerra del Chaco creó al victorioso Comandante José Félix Estigarribia, una reputación de genio militar de primer orden.
"Esta es la gloria de Estigarribia, la gran obra que salvó al Paraguay. Su indeclinable voluntad hizo posible esa victoria, que nada ni nadie podrá discutir.
"Señoras y señores, también el día de hoy rendimos nuestro homenaje sincero al gran protagonista de nuestro rico historial guerrero; ¡El Soldado Paraguayo! Obrero en la paz, dominador de la naturaleza, a la que tiene que vencer constantemente, se transfigura en la lucha en la que muestra un espíritu que le viene de la lejanía de la historia, de las entrañas de su tradición.
"Confirmando todos estos conceptos está el juicio del argentino Valentín Alsina: El ejército paraguayo está compuesto por una juventud brillante, lozana, robusta, parca, habituada a todos los trabajos duros; la obediencia y el respeto a sus jefes es en ellos un culto".
La batalla duró veinte días y, finalmente, el 29 de setiembre, la guarnición defendida valientemente por los soldados bolivianos se rendía ante los heroicos soldados paraguayos bajo el mando del entonces teniente coronel José Félix Estigarribia.
Muchos cayeron, pero nadie se acobardó, y durante veinte días atacaron y resistieron, para lograr, el 29 de setiembre de 1932, el objetivo buscado: liberar ese trozo de suelo patrio de la ocupación boliviana.
"Después de 21 días de cruenta y dura lucha, el día 29 cae el telón sobre el sangriento drama de Boquerón. Con las primeras lumbres del amanecer, suena el clarín de la victoria, no en la voz ronca de la corneta, sino en el grito salvaje y bravío que nace del fondo del alma de la raza, anunciando que se ha ganado la gran batalla de la guerra.
"Los bravos soldados bolivianos del teniente coronel Marzana habían resuelto capitular la noche anterior.
"Al instante, nuestros soldados cruzaron velozmente la tierra de nadie, tan solo para extender sus manos en un saludo fraternal. Cuando vieron las demacradas y doloridas figuras que ocupaban las trincheras, ofrecieron a los vencidos sus víveres y botiquines, y todos por igual, paraguayos y bolivianos, fraternizaron jubilosamente, festejando la terminación de la sangrienta batalla.
"Dice el capitán norteamericano David Zook en su libro La Conducción de la Guerra del Chaco: Boquerón, la primera batalla decisiva de la Guerra del Chaco, dio al Paraguay una enorme ventaja sicológica y obtenía el dominio completo de la campaña.
"Su ejército, pobremente adiestrado, derrotó a la crema de las fuerzas de Boquerón y en el curso de esta experiencia, los inexpertos muchachos campesinos de un principio se transformaron en duros veteranos.
"La moral boliviana quedó destrozada con la caída de Boquerón y conmovió hasta sus cimientos la relación entre civiles y militares en el país del altiplano, termina diciendo el capitán Zook.
"Al día siguiente de la rendición del teniente coronel Marzana, el presidente Ayala llegó a Boquerón para promover al teniente coronel Estigarribia, al grado inmediato superior. Al prenderle las insignias le dijo escuetamente: Coronel Estigarribia, sos digno de mandar soldados paraguayos.
"El comandante en jefe del Ejército paraguayo estuvo, indudablemente, a la altura de su misión. La Guerra del Chaco creó al victorioso Comandante José Félix Estigarribia, una reputación de genio militar de primer orden.
"Esta es la gloria de Estigarribia, la gran obra que salvó al Paraguay. Su indeclinable voluntad hizo posible esa victoria, que nada ni nadie podrá discutir.
"Señoras y señores, también el día de hoy rendimos nuestro homenaje sincero al gran protagonista de nuestro rico historial guerrero; ¡El Soldado Paraguayo! Obrero en la paz, dominador de la naturaleza, a la que tiene que vencer constantemente, se transfigura en la lucha en la que muestra un espíritu que le viene de la lejanía de la historia, de las entrañas de su tradición.
"Confirmando todos estos conceptos está el juicio del argentino Valentín Alsina: El ejército paraguayo está compuesto por una juventud brillante, lozana, robusta, parca, habituada a todos los trabajos duros; la obediencia y el respeto a sus jefes es en ellos un culto".
La batalla duró veinte días y, finalmente, el 29 de setiembre, la guarnición defendida valientemente por los soldados bolivianos se rendía ante los heroicos soldados paraguayos bajo el mando del entonces teniente coronel José Félix Estigarribia.
Muchos cayeron, pero nadie se acobardó, y durante veinte días atacaron y resistieron, para lograr, el 29 de setiembre de 1932, el objetivo buscado: liberar ese trozo de suelo patrio de la ocupación boliviana.