Los demás me ayudan a ser (3)

Seguimos con la tercera parte de las lecturas que nos ilustran distintas realidades que vivimos hoy.

Los demás me ayudan a ser.
Los demás me ayudan a ser.ABC Color

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La nostalgia por los demás

Vivir es compartir. Toda existencia humana es un acto de presencia. Toda persona necesariamente convive con sus semejantes. Al empezar a vivir necesitamos de los demás.

La soledad total y el absoluto aislamiento son dos situaciones imposibles para el ser humano.

El ser humano es social por definición. La presencia corporal y espiritual de los demás lo construye, lo configura. Sin sociedad, el ser humano no sobrevive.

Sin embargo, en diversas situaciones podemos reconocer que el ser humano pierde el contexto con los demás. Esto suele ocurrir cuando en una relación el otro es utilizado siempre como un medio para lograr objetivos personales.

En este tipo de relaciones, los demás son despojados de su singularidad como personas y pasan a ser maquinaria del engranaje que utilizamos para nuestro provecho, adquirir fama o prestigio.

La lectura siguiente nos ayuda a reflexionar acerca de los valores y la importancia de la presencia de la otra persona, la cual nos acompaña y nos ayuda a construir una convivencia más digna y sana.

Pensamos demasiado y sentimos muy poco...

Siento mucho, mas no pretendo ser un emperador. No es ese mi oficio. No pretendo gobernar o conquistar a quienquiera que sea. Quisiera ayudar, de ser posible, a judíos o gentiles; negros o blancos.

Todos deseamos ayudarnos unos a otros. Los seres humanos somos así. Deseamos vivir para la felicidad del prójimo, no para su infortunio. ¿Por qué hemos de odiar y despreciarnos unos a otros? En este mundo hay espacio para todos. La tierra, que es buena y rica, puede proveer a todas nuestras necesidades.

El camino de la vida puede ser el de la libertad y la belleza, pero estamos extraviados. La codicia envenenó el alma de los hombres, levantó en el mundo murallas de odio, y nos ha hecho marchar a paso de gansos a la miseria y a la matanza. Creamos la época de la velocidad, pero nos sentimos enclaustrados dentro de ella. La máquina que produce abundancia nos tiene bajo penurias.

Nuestros conocimientos nos hicieron escépticos: nuestra inteligencia, empedernidos y crueles.

Pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que de máquina, necesitamos de humanidad; más que de inteligencia, necesitamos afecto y dulzura.

Sin estas virtudes, la vida será de violencia y todo se echará a perder.

A los que me puedan oír les digo: no se desesperen, la desgracia que ha caído sobre ustedes no es más que el producto de la codicia en agonía, de la amargura de hombres que temen el progreso humano.

Los hombres que odian desaparecerán, los dictadores sucumben y el poder que arrebataron al pueblo ha de retornar al pueblo. Así es, aunque mueran hombres, la libertad nunca perecerá.

No son máquinas: «¡personas son lo que son!». Y con el amor de la humanidad en sus almas, no odien. Solo odian los que no aman y los inhumanos. Soldados, no batallen por la esclavitud, luchen por la libertad.

Luchemos ahora para liberar al mundo, cruzar las fronteras nacionales, dar fin al lucro, al odio y a la prepotencia. Luchemos por un mundo de razón, un mundo en que la ciencia y el progreso con duzcan a la ventura de todos nosotros. Soldados, en nombre de la democracia, unámonos.

Actividades

1 Analiza la lectura anterior, entresaca de ella las oraciones que contengan las ideas que más han llamado tu atención.

2 Explica por qué el odio, la violencia, la prepotencia y la codicia no ayudan a construir una convivencia fraterna, más digna y sana.

3 Expresa en qué medida pueden llevarse a cabo esos propósitos en nuestra vida personal, familiar, escolar y comunitaria.

Fuente: MEC (2000) Formación Ética y Ciudadana 9. Asunción, Paraguay.

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