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Invadieron nuestro territorio junto con su cultura, lengua y religión; y se inició el sometimiento de las poblaciones indígenas, también con sus respectivas lenguas, tradiciones y creencias. El encuentro de ambas culturas fue un choque traumático, en una lucha cruel y desigual, donde triunfaron los conquistadores, que sin escrúpulos utilizaron a los indígenas para los trabajos más duros.
Sin embargo, inicialmente los pueblos guaraníes vieron a los recién llegados, en la época de la fundación de Asunción, como amigos y aliados, como karai, que venían de tierras lejanas, y como posibles cuñados. Muy pronto los guaraníes se rebelaron contra esos karai, que los hacían trabajar sin descanso y los sacaban de sus aldeas y hábitat tradicional.
Frente a los abusos de los españoles, con la llegada de los jesuitas se avanzó hacia la protección y dignificación plena de los guaraníes, se produjo el primer anuncio evangélico en estas tierras. Los misioneros defendían a los indígenas, buscando siempre que sean respetados sus vidas y sus bienes, además de procurar instruirlos en la fe católica y preocupándose no solo de su evangelización sino de salvaguardar su rica cultura, incluido el rescate y codificación de la lengua guaraní y de su modo de ser como pueblo.
Los padres jesuitas se enfrentaron con el poder colonial, durante la revolución de los comuneros. Pero también los guaraníes los acusaron, y no sin razón, de pretender subsumir la cultura guaraní en la cristiana-española con sus reducciones.
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En el Paraguay, las reducciones fueron ocho: San Ignacio Guasu, fundada en 1609 a pocos kilómetros de Encarnación; Santa María, en 1647; Santa Rosa, en 1698; Santiago, en 1659; San Cosme y Damián, 1634; Itapúa, en 1615; Trinidad, en 1706 y Jesús, en 1685.
Respecto a su organización interna, señalan que las mismas se estructuraban a partir de un esquema arquitectónico militar, con una plaza de armas, Iglesia, casa de los padres e indios por separado, escuela, taller, cementerio y campos de trabajo agrícola.
La relación de dominación-dependencia, de jesuitas e indígenas generó asimismo huidas y escapes de los guaraníes de las reducciones a su antigua vida en el monte.
Pese a todo, finalmente y debido a mezquindades políticas, en 1767 la expulsión de los jesuitas, y la disolución de la Compañía por el papa Clemente XIV en 1773, dispersó aún más a los indígenas de las reducciones que regresaron a la selva o a otros pueblos.
Actividad
En un párrafo escribe la vida de los indígenas guaraníes durante la colonia.
Fuente: ROJAS BRÍTEZ, Guillermo. 2012 Los pueblos guaraníes en Paraguay. N.° 13 – Junio Centro de Estudios y Educación Popular Germinal. Asunción – Paraguay. ZANARDINI, José, Los pueblos indígenas del Paraguay. Asunción. 2011. MELIÀ, Bartomeu. 1997. El guaraní conquistado y reducido. Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica. Asunción.