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Todo cambio realizado en este nivel es de orden remediativo.
El primer nivel, entonces, es el del entorno (ambiente); el contexto en el que nos desenvolvemos, el de las presiones y los estímulos externos. Es aquello que nos rodea, dónde, cuándo y con quién interactuamos o nos relacionamos.
Un comportamiento solo tiene sentido en el contexto en que se produce. Los factores del entorno determinan las oportunidades y/o las limitaciones externas, ante las que reacciona o responde una persona.
Por lo tanto, es importante tener en cuenta todo lo que concierne a nuestro entorno, en este caso, el aula, la institución educativa, y así recoger las informaciones específicas, respondiendo a las preguntas:
- ¿Dónde, cuándo, con quién y con qué objeto estamos en contacto durante el proceso enseñanza- prendizaje?
Uno de los primeros desafíos para un docente es crear un entorno resonante o cerebro-compatible; es decir, un ambiente seguro y libre de amenazas.
Antropológicamente, podemos decir que si el cerebro es el órgano del aprendizaje, el aprendizaje debe ser cerebro-compatible, para estar bien orientado.
- ¿Qué es una educación cerebro-compatible?
Es la educación diseñada para ajustar los escenarios (entorno) y la instrucción (proceso enseñanza- aprendizaje) a la naturaleza del cerebro (en lugar de forzar al cerebro a arreglos preestablecidos).
Lea más: Neurociencias (36)
- ¿Qué tomar en cuenta para poder crear un entorno cerebro-compatible?
Podríamos decir que el entorno físico es cerebro-compatible cuando están cubiertas las dos primeras necesidades que nos presenta la pirámide de Maslow: las fisiológicas y las de seguridad personal (física).
Crear un ambiente resonante es el primer y más urgente desafío para un capacitador.
El sistema de recompensa cerebral de nuestros alumnos (motivación) se activará si y solo si el entorno está libre de amenazas.
Por lo tanto, ¿qué podremos hacer para crear este ambiente?
- Construir un rapport o sintonía y escucha activa.
- Identificar y modelar los VAK (sistemas de representación sensorial: visual, auditivo y kinestésico).
- Proveer los desafíos adecuados para generar estrés y activar el sistema de recompensa cerebral de nuestros alumnos.
- Practicar la asertividad.
- Confiar en nuestros alumnos para generar «defensión aprendida » o resiliencia y reconocer sus logros.
Fuente: FERNÁNDEZ, ROSANA, Méndez, Adriana, NEUROPEDAGOGIA, Hacia una educación cerebro compatible, Buenos Aires, Bonum, Abril, 2017.