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Pruebas anatómicas
Quizá son las que más información nos pueden aportar, porque son el reflejo directo de las adaptaciones al medio.
En muchos seres vivos existen órganos atrofiados, no funcionales, que aparecen en antepasados antiguos perfectamente funcionales, pero que con el transcurso de las generaciones dejaron de ser útiles; a estos órganos se les denominan órganos vestigiales. Ejemplos: el apéndice humano, la muela del juicio, el coxis, otros.
Por otro lado, el estudio de la anatomía de distintas especies nos enseña que existen muchas que se parecen mucho, ya que son especies evolutivamente próximas, separadas por una diferente adaptación a medios distintos; es decir, que poseen órganos y estructuras orgánicas muy parecidas anatómicamente, ya que tienen el mismo origen evolutivo. Son lo que denominamos órganos homólogos, como por ejemplo, la aleta de un delfín y el ala de un murciélago; son órganos con la misma estructura interna, pero uno es para nadar y otro para volar.
Al mismo tiempo, existen también especies muy separadas evolutivamente que se tienen que adaptar al mismo medio, y por lo tanto desarrollan estructuras similares: los llamados órganos análogos, que son patrones anatómicos que han tenido éxito en un medio concreto y por eso varias especies lo imitan. Estos órganos que desempeñan la misma función, pero tienen una constitución anatómica diferente se llaman órganos análogos, como el ala de un insecto y el ala de un ave que ya hemos visto, y representan un fenómeno llamado convergencia adaptativa, por el cual los seres vivos repiten fórmulas y diseños que han tenido éxito.
Si los órganos desempeñan funciones distintas, pero tienen la misma anatomía interna, se llaman órganos homólogos, como son el ala de un ave o la aleta del delfín, y representan la divergencia adaptativa, por la cual los seres vivos modelan sus órganos, según su modo de vida, al ambiente en que están, etc.
Fuente: https://bit.ly/3AWVkE0