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Las rutinas del pensamiento constituyen una propuesta metodológica que promueve el pensamiento creativo y crítico.
Uno de los grandes desafíos para la enseñanza actual es la capacidad de fomentar en nuestros estudiantes la pausa, el análisis y la reflexión crítica frente a cualquier estímulo o contenido. Probablemente nunca antes había sido tan imperioso un modelo educativo que desarrolle la creatividad, la cooperación y el pensamiento crítico en un mundo tan volátil, cambiante y complejo. Con las rutinas del pensamiento podemos rediseñar y reimaginar experiencias educativas que sean efectivas y significativas formando comunidades de investigación y aprendiendo a trabajar en equipo.
¿Qué son las rutinas del pensamiento?
Son simples estructuras de preguntas o secuencias de pasos que se pueden realizar de manera individual o en grupo. Igual que implementamos las rutinas que realizamos en clase, como asignar tareas de casa, recogerlas el día siguiente, etc. Podemos incorporar nuevas rutinas que ayuden al alumnado a activar diferentes tipos de pensamiento, según los contenidos que estamos impartiendo.
Las rutinas de pensamiento forman parte de un método de enseñanza que hace el proceso de pensamiento más visible, fácil de seguir y recordar. El objetivo de estas rutinas es lograr el desarrollo de un pensamiento autónomo y autosuficiente para distintas situaciones prácticas.
Son estructuras con las que los estudiantes, de una manera individual o colectiva, inician, discuten, gestionan su pensamiento, a la vez que descubren modelos de conducta que permiten utilizar la mente para generar pensamientos, reflexionar y razonar. Son estrategias breves y fáciles de aprender que si se practican con frecuencia y flexibilidad, acaban convirtiéndose en el modo natural de pensar y operar con los contenidos curriculares dentro del aula.
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Además, ayudan a ordenar las ideas y los conocimientos con múltiples utilidades: organizar opiniones, designar grupos, jerarquizar los pensamientos y adaptar el estudio o el repaso para dar mayor prioridad a los conocimientos que peor se manejan.
El desarrollo del pensamiento crítico y autónomo requiere tiempo y práctica, por lo que es importante entregar estrategias para alcanzarlo desde la infancia. Las capacidades para aprender a aprender y aprender a pensar son fundamentales, pues serán la base de muchas otras. Ya desde la infancia se debe dotar a los alumnos de estrategias cognitivas con las que puedan operar con los conocimientos en pro del propio desarrollo.
Fuente: JORDÁN MARTÍNEZ, C. Las rutinas del pensamiento en Educación Infantil. Junio, 2019.