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Teoría de la generación espontánea
La idea de la generación espontánea surgió entre los griegos en el siglo V a. C. Para ellos la vida podía surgir del lodo, de la materia en putrefacción, del agua de mar, del rocío y de la basura, ya que ahí observaron la aparición de gusanos, insectos, cangrejos, pequeños vertebrados, etc.
Posteriormente, Aristóteles (384- 322 a. C.) la convierte en una teoría idealista; él proponía que la generación espontánea de la vida era el resultado de la interacción de la materia inerte con una fuerza vital o soplo divino que llamó entelequia. El pensamiento de Aristóteles prevaleció por muchos años. Como ejemplo podemos destacar los trabajos de J. B. Van Helmont (1577- 1644), que realizó experimentos sobre aspectos tales como el origen de los seres vivos, la alimentación de las plantas, etc.
Para comprobar que esta teoría era incorrecta, se realizaron experimentos por diferentes científicos interesados en echarla abajo. Francesco Redi (1626-1698), en el siglo XVII (ver imagen), realizó un experimento en el que puso carne en unos recipientes. Unos se sellaban y los otros no, con lo que resultaban que en los recipientes sellados no «aparecían» moscas de la carne y en los abiertos sí. Posteriormente, A. Leeuwenhoek (1632-1723), el inventor del microscopio, comunicó que había observado organismos microscópicos vivos en el agua de lluvia. Esto llevó a que algunos científicos siguiesen admitiendo la posibilidad de la generación espontánea. En 1745, J. T. Needham (1713- 781), después de realizar una serie de experimentos, siguió defendiendo la hipótesis de la generación espontánea de los microbios. Más tarde, en 1769, L. Spallanzani (1729-1799) repitió el experimento con caldo de carne caliente y observó que en los recipientes cerrados no se generaban microorganismos y en los abiertos sí. No obstante, los argumentos en contra eran que, debido a la falta de aire, no aparecían microbios. Por lo tanto, la controversia entre defensores y detractores de la generación espontánea seguía existiendo.
Recién en el siglo XIX, el científico francés Louis Pasteur, con un sencillo experimento, logró por fin demostrar que no existía la generación espontánea. (Ver ilustración) ¡Por fin, adiós al mito de la generación espontánea!
Después de los resultados de Pasteur, los experimentos estuvieron y están encaminados a demostrar que «la vida viene solo de la vida». Los biólogos llamaron a esto Biogénesis».
Actividad
Responde.
a) ¿En qué consiste la teoría de la generación espontánea?
b) ¿Qué experimentos realizaron Van Helmont, Needham, Francisco Redi y Lázaro Spallanzini y qué resultados obtuvieron? ¿Quiénes apoyaban y quiénes estaban en contra de la generación espontánea?
c) ¿En qué consistió el experimento de Louis Pasteur? ¿Cómo comprobó que no existe la generación espontánea?
d) ¿Por qué fue tan difícil echar abajo la teoría de la generación espontánea?
Fuente: MARTÍNEZ NAVARRO, F. y TURÉGANO GARCÍA, J. C. La ciencia para el mundo contemporáneo. Gobierno de Canarias. 2014