Neurociencias (13)

Corteza cerebral La cubierta externa del cerebro es la corteza cerebral, es decir, el asiento de las funciones superiores de la mente que hacen al hombre diferente del resto de las criaturas sobre este planeta.

Corteza cerebral
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La corteza se «arruga», formando una serie de crestas y hendiduras, llamadas circunvoluciones y cisuras. Dos grandes cisuras se observan en la corteza cerebral. Una cisura vertical que divide al cerebro en anterior y posterior adopta el nombre de cisura de Rolando. Una segunda cisura horizontal que divide al cerebro posterior en superior e inferior se denomina cisura de Silvio.

El área situada por delante de la cisura de Rolando, y por encima y por delante de la cisura de Silvio, corresponde al lóbulo frontal. El área ubicada por detrás de la cisura de Rolando, y por encima de la cisura de Silvio, toma el nombre del lóbulo parietal.

Por debajo de la cisura de Silvio, se halla el lóbulo temporal; mientras que el polo posterior del cerebro corresponde al lóbulo occipital.

Esta división del cerebro en anterior y posterior es la que adquiere importancia desde el punto de vista neurofuncional, permitiendo interpretar, además, las disfunciones del cerebro en relación con las funciones superiores.

El cerebro anterior es funcionalmente axiopráxico (capaz de generar respuestas como consecuencias de las circunstancias vividas), ejecutor o motor. El cerebro posterior es funcionalmente sensitivo, gnóstico o conocedor, analizador y declarativo.

Todas las funciones cognitivas que impliquen ejecución motora radican en el cerebro anterior o lóbulo frontal. Ejemplo de ellas son el lenguaje hablado, la escritura y la capacidad de planificación humanas.

Todas las funciones que impliquen interpretación y conocimiento del mundo circundante radican en el cerebro posterior, formado por los lóbulos parietal, occipital y temporal. La comprensión lingüística tanto del lenguaje hablado como de la lectura, la interpretación del mundo, el dominio del espacio, el reconocimiento de su propio cuerpo y la identificación de lo ya visto radica en el cerebro posterior.

Ciertas dificultades de aprendizaje de los alumnos, responde a una alteración en la disposición de las neuronas entre sí y respecto de la corteza cerebral, por lo que se generarían islotes de neuronas disociadas, aisladas, en el interior de la sustancia blanca del cerebro. Estos islotes, llamados «desconexión», están presentes en muchos cerebros de niños con discapacidades primarias de aprendizaje.

El lóbulo frontal controla los niveles de atención y concentración ante estímulos externos; su región anterior o prefrontal está asociada a las capacidades de planificación de la conducta humana.

Fuente: NIRIPIL E., SCIOTTO E. Neuroeducación para educadores. Buenos Aires. Bonum. 2017.

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