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Estas drogas producen una disminución de la vigilia (estar despierto) y vuelven más lento al sistema nervioso central. Esto se traduce en ganas de dormir relajación (estos efectos son los responsables de que también se los conozca como sedativos o hipnóticos).
En este grupo encontramos los inductores de sueño, anestésicos, opiáceos, y benzodiacepinas o ansiolíticos. Estas sustancias no solo generan sueño y relajación, también alteran las funciones motoras, dificultando tareas como manejar vehículos y pueden aumentar el riesgo de accidentes.
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Drogas depresoras- Benzodiacepinas o ansiolíticos
Son los medicamentos más recetados. También son muy utilizados en psiquiatría. Se conocen comúnmente como tranquilizantes, pastillas para los nervios, relajantes, y sus indicaciones son varias: para reducir la ansiedad, para producir sueño, como relajantes musculares y como anticonvulsivantes. Estos fármacos actúan de una manera similar al alcohol por eso se describen como depresores del sistema nervioso central.
Como son medicamentos muy conocidos es habitual que se indique sin una consulta médica.
Por ejemplo una vecina, amigo/a o un familiar que consume con frecuencia, y ante una situación ofrece el medicamento sin haber consultado previamente. Las benzodiacepinas son medicamentos relativamente seguros, sin embargo, su uso prolongado puede tener efectos perjudiciales como problemas para dormir, ansiedad, depresión, problemas de memoria, entre otros.
La OMS recomienda que el uso de estos medicamentos sea siempre controlado y en lo posible no pase las cuatro semanas ni las dosis indicadas.
Los síntomas que pueden presentarse en un cuadro de abstinencia son agitación, insomnio, temblores, irritabilidad, sudoración, dolores de cabeza, ansiedad y hasta convulsiones en ciertos casos.
Fuentes: FRESCO, M y FRESCO P. El ABC Estudiantil. 2015 / https://bit.ly/3s2mepy / GOMEZ PEREIRO C. (2010). Manual de Adicciones Para Médicos Especialistas en Formación; Socidrogalcohol.