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Procura el enfoque de la renovación e innovación como exigencia de un organismo vivo, cambiante, inmerso en una realidad en profunda transformación a la que debe servir y dar respuesta. Se inclina por romper el estado actual de las cosas. Este directivo está muy atento a los acontecimientos del presente, pero con la vista puesta en el futuro. Le preocupa, ante todo, tener a su grupo en marcha, aunque no irreflexivamente y por activismo vacío de contenido, sino mediante una pedagogía de acción reflexión; valora las iniciativas, se apoya en la creatividad reflexiva, no olvida la solidaridad ante los problemas que el cambio plantea y asume su responsabilidad en el proceso.
El proceso directivo del cambio organizacional o la implementación del liderazgo. El cambio organizacional tiene la estructura y características de cualquier proceso directivo, siendo sus pasos más importantes los siguientes:
Interrogarse por la situación de la organización. (análisis o diagnóstico de carácter estratégico).
Marcar los ámbitos y objetivos en que habrá de tener lugar el cambio. (¿Qué cambiar?)
Establecer una metodología adecuada, en consonancia con la naturaleza de los procesos de cambio y con la situación organizativa específica de su establecimiento educacional. (Metodología).
Verificar los fenómenos que desencadena y los resultados obtenidos como paso previo para tomar nuevas decisiones (evaluación).
¿Qué cambiar? Un director que se proponga la transformación de su escuela debe preguntarse primero por dónde empezar, más concretamente, debería intentar invitar a su comunidad educativa a plantearse esa pregunta. No será fácil, constituyendo, muchas veces, más un objetivo que un punto de partida. Para contestar a la pregunta precedente deberán tenerse en cuenta algunas consideraciones referentes al cambio escolar, porque el verdadero protagonista del cambio educativo (sea didáctico, pedagógico, organizativo o cualquier otro) es la institución en su conjunto. Cualquier transformación que se realice en las instituciones cobrará significación y permanencia en la perspectiva de un cambio global. Así disminuyen los elementos obstaculizadores, y los procesos de renovación e innovación pueden contar con verdaderos multiplicadores de eficacia. No obstante, habrá de tenerse en cuenta que el diferente nivel de desarrollo organizativo existente en cada institución implica también un diferente nivel de actuación en procesos de innovación. El cambio organizacional, aunque es responsabilidad del establecimiento como« totalidad» y afectará a todos sus subsistemas, no implica necesariamente afrontar una renovación global y simultánea en todos los campos ni exigir la implicación exhaustiva de todas las personas, sean estas padres, apoderados, profesores o alumnos. Muy al contrario, posiblemente solo mediante la actuación sobre un segmento, un área de actividad, etc., de nuestras instituciones será posible llegar a esa misma totalidad. Todo ello implica imprimir al proceso de cambio una visión estratégica, lo que implica:
• Una planificación, al menos, a mediano plazo.
• Una selección, entre las muchas posibles, del ámbito o variable en que se producirá el cambio, atendiendo a aquel que nos llevaría más directamente a lograr el mejoramiento de nuestra organización.
• Una concreción en aquella o aquellas áreas de actividad más sensibles al cambio o multiplicadores del mismo.
Fuentes: ÁLVAREZ, M. ET AL. (2010). Los equipos directivos en centros de primaria, elementos básicos del éxito escolar. Madrid: Ministerio de Educación; GAIRIN, J; RODRÍGUEZ GÓMEZ, D. (2015). Innovación, aprendizaje y gestión del conocimiento en las instituciones educativas. Revista Educación 2015. Nº46 (73-90). Gil, J (1992).