La Virgen de Caacupé (1)

La Virgen de Caacupé o Virgen de los Milagros de Caacupé es una variante de la advocación mariana de la Inmaculada venerada en la localidad homónima.

La Virgen de Caacupé
La Virgen de CaacupéABC Color

Cargando...

La Virgen de Caacupé tiene una basílica católica inaugurada el 8 de diciembre de 1765 que se ha convertido en un lugar de peregrinación de numerosos creyentes de Paraguay, país del que es patrona. El papa Francisco elevó durante su visita al Paraguay el santuario de la Virgen de Caacupé al rango de Basílica menor, convirtiéndolo en la segunda iglesia del país que tiene esta categoría. El decreto correspondiente fue leído al terminar la celebración de la misa el 11 de julio de 2015. La diáspora paraguaya ha llevado el culto a la Virgen de los Milagros de Caacupé a varios países, principalmente a Argentina, donde reside la mayor comunidad paraguaya en el extranjero.

Origen del nombre

El nombre Caacupé proviene de la palabra guaraní ka’akupe, que significa detrás de la yerba o detrás del bosque de yerba. El término ka’aguy significa monte (en su acepción como bosque), y ka’a es yerba mate. Se suele decir que Caacupé es la capital espiritual del Paraguay, porque cuenta con el mayor santuario del país.

Leyenda

Basílica menor de Caacupé

Uno de los santuarios más importantes de la República del Paraguay, morada de la Virgencita de los Milagros de Caacupé.

En el pueblo de Tobatí (cercano a Caacupé), fundado hacia el 1600, vivía un escultor guaraní de nombre José, indio guaraní, converso de la misión franciscana de allí.

Al volver un día de las selvas del valle Ytú con un gran trozo de madera de muy buena calidad, contó que se había encontrado ante indios mbayá (tribu que había decidido pelear contra la colonización española y portuguesa), a los que consideraba muy peligrosos.

El indio corrió, y encontró un grueso tronco tras el cual se escondió. En ese momento prometió que con la madera del árbol protector tallaría la imagen de la Virgen, si es que llegaba a salir con vida del trance.

Los mbayás siguieron de largo sin advertir su presencia, y el indio, agradecido, en cuanto pudo regresar tomó del árbol la madera que necesitaba para esculpir la estatua.

El tronco le alcanzó para dos tallas: la mayor fue destinada a la Iglesia de Tobatí y la más pequeña la conservó el indio en su poder, para su devoción personal.

Los misioneros decían que en el sitio preciso de la aparición había brotado agua milagrosa, la que había ayudado a los guaraníes a sobrevivir el calor del verano.

Fuente: https://bit.ly/2ZvgnND

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...