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Toneladas llegan hasta nosotros para consumo directo y por una vía indirecta, al haber servido primeramente de alimento a vacas, cerdos y aves que producen gran parte de la carne, la leche y los huevos que consumimos.
Las 2500 variedades comerciales de maíz que existen hoy en día tienen su origen hace unos 7000 años, en Mesoamérica. La mejora de los arados, variedades más productivas y la rotación de cultivos con leguminosas ayudaron a los agricultores a aprovechar al máximo la utilización de los recursos propios de las explotaciones y duplicar los rendimientos de sus cultivos. Los tres cultivos fundamentales para la seguridad alimentaria mundial, a saber, el maíz, el arroz y el trigo sirven para la producción de variados alimentos como pan, pastas, pizzas, tartas, pasteles y muchos otros.
Al aumentar la productividad y los ingresos de los pequeños agricultores se fomentará el crecimiento económico inclusivo necesario para que las personas de las zonas rurales puedan escapar de la pobreza extrema, erradicar el hambre y la malnutrición.
Sobre todo en los hogares rurales de bajos ingresos, son habituales las dietas poco variadas y ricas en féculas y, por lo general, no se dispone de la cantidad suficiente de alimentos ricos en micronutrientes, tales como carnes, productos lácteos, legumbres, frutas y hortalizas. La producción intensiva de maíz, arroz y trigo han mejorado la aportación de energía alimentaria, pero no ha mejorado lo suficiente para llevar una vida activa y sana.
La rotación de cultivo, como el cultivo alternativo de leguminosas y maíz, protege la biodiversidad, controla la erosión del suelo, la salinización, la compactación, la contaminación química de los suelos y mejora su fertilidad y estructura. Asimismo, interrumpe los ciclos vitales de las plagas de insectos y las malas hierbas.
Para saber
Los pequeños productores que integran grupos de agricultura familiar requieren más tecnología y capacitación para aumentar el rendimiento, y poder competir con sus precios. También la caída de los precios reales de los productos básicos agrícolas, una mayor intensidad de las presiones de plagas y enfermedades, la degradación de los recursos naturales, la limitación del espacio para la ampliación de tierras cultivadas, la escasez de agua y los efectos potencialmente catastróficos del cambio climático ya inciden en la producción de cereales y la seguridad alimentaria mundial.