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La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos. En este día se celebra la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén montado en un burro.
Más tarde, cuando Jesús entró al templo, echó airadamente a los cambistas que habían convertido el patio del templo en un lugar de negocios en lugar de devoción. Una vez que se despejó el tribunal, Jesús comenzó a enseñar a la gente. Mientras tanto, sus enemigos trazaban planes para matarlo.
El próximo gran suceso de Semana Santa es el Jueves Santo. En este día, Jesús celebró la fiesta de la Pascua con los discípulos. Conocemos esta fiesta como la Última Cena. Esta es la noche en que Judas lo traicionaba y arrestaban a Jesús.
La Última Cena se celebra en cada misa, y especialmente el Jueves Santo.
Después de la cena, Jesús fue al Monte de los Olivos y oró.
Jesús fue arrestado la noche del Jueves Santo.
El día siguiente es Viernes Santo, y en este día se conmemora el juicio, el castigo y la crucifixión de Jesús.
Esa mañana, Jesús fue llevado ante Anás, un poderoso clérigo judío que condenó a Jesús por blasfemia. Desde allí, Jesús fue presentado a Pilato para ser juzgado. Aunque Pilato no encontró culpa en Jesús, accedió a que lo crucificaran para apaciguar a la multitud y evitar disturbios.
Jesús fue despojado, azotado y coronado de espinas. Luego se vio obligado a llevar su cruz al lugar de su ejecución. Allí, fue clavado en la cruz entre dos ladrones que también fueron crucificados. A última hora de la tarde, buscando asegurar la muerte de Jesús, un guardia romano lo apuñaló en el costado con una lanza. Cuando Jesús murió, se dice que ocurrió un terremoto y una gran oscuridad cubrió la Tierra.
Jesús fue llevado y puesto rápidamente en una tumba prestada, de acuerdo con la ley judía, que requería que los muertos fueran enterrados antes de la puesta del sol antes del sábado.
El Domingo de Resurrección concluye la Semana Santa.