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Su finalidad es la de reducir los efectos de la lesión, la enfermedad o el accidente, no sustituir al médico.
Todos los días estamos expuestos a sufrir algún accidente en nuestro propio hogar o en las calles, ya un golpe, un corte, una quemadura, una fractura o un atropellamiento si no tomamos las precauciones debidas o nos cruzamos con alguien que comete una imprudencia o desatención. Ante cualquiera de estos casos se precisa de ayuda, es decir, que se nos brinde las primeras atenciones para aliviar el mal o detener un proceso peligroso.
Los primeros auxilios se realizan en situaciones anormales, por lo que debes:
1- Tener calma.
2- Observar la situación.
3- Pensar de qué forma puedes ayudar.
4- Actuar de forma rápida, eficaz y con precisión.
5- No hacer nada que no sepas hacer.
La zona en la que se ha producido un accidente puede ser peligrosa. Por ello, hay que actuar con precaución. Debes seguir los siguientes consejos:
Asegúrate de que no hay peligro. Un cable suelto con corriente eléctrica o combustible en el suelo puede provocar otro accidente y lesiones a aquellas personas que acuden a prestar ayuda. Debes señalizar la zona peligrosa.
Protégete para evitar posibles daños. Si actúas en la carretera y sales de un coche, no olvides utilizar balizas o el chaleco reflectante.
Observa a la víctima y protégela de nuevos daños.
Pide ayuda. Si es necesario, llama al teléfono de emergencia 132 (bomberos), 911 (policía nacional), pero antes de llamar debes tener claras las siguientes cuestiones:
¿Dónde? Lugar en el que se encuentra la víctima, localidad, calle, n.° de la casa, punto kilométrico...
¿Qué? Describe claramente lo que ha pasado, un atropello, una caída, un desvanecimiento.
¿Cómo se encuentra? Breve descripción del estado de la víctima.
Habla despacio y con claridad. Indica un posible número de teléfono de contacto.
Aplica las medidas de urgencia y espera a que llegue el personal sanitario.
Fuentes: MEC. 2014. Programa de estudios EEB. Asunción. Paraguay.