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El olfato tiene importantes funciones en los seres vivos, entre ellas evaluar el estado, tipo y calidad nutritiva de los alimentos, detectar peligros medioambientales, como el humo o el nivel de humedad y relacionar el olor con el recuerdo de lo que representa. Se ha calculado que un ser humano puede detectar más de 10 000 olores diferentes, aunque para algunos científicos la cifra real sería muy superior.
Cornetes nasales
Por lo general, son tres. Los cornetes son óseos, pero están recubiertos, al igual que todas las paredes de las fosas nasales, por una membrana llamada pituitaria, que en su parte inferior está recorrida por gran cantidad de vasos sanguíneos y por ello se denomina pituitaria roja. Las glándulas que forman esta pituitaria roja segregan una mucosa que se encarga de calentar y humedecer el aire que pasa a los pulmones.
En la parte superior de las fosas nasales, en la pituitaria amarilla, se encuentra un grupo de células nerviosas receptoras del olfato, con pelos microscópicos llamados cilios, son quimiorreceptores, sensibles a determinadas sustancias químicas, que deben estar disueltas en el aire. Estas células olfativas recogen las sensaciones olorosas y las envían al bulbo olfativo que mandarán las señales al cerebro. Solo esta zona es sensible a los olores y no la inferior.
Fuentes: MEC. 2014. Programa de estudios EEB. Asunción. Paraguay, https://bit.ly/2VSfkTa, https://bit.ly/3jbcy5n