Elegir, un acto revolucionario

Un proyecto de ley busca emular una iniciativa chilena del etiquetado de alimentos. La medida apunta a combatir la diabetes, la hipertensión o los problemas cardiovasculares. Mientras el Ministerio de Salud ve con buenos ojos la medida, el sector de la industria argumenta que los productos nacionales podrían perder competitividad en la región.

Elegir, un acto revolucionario
Elegir, un acto revolucionarioSyda Productions/shutterstock.com

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Se come todos los días y para comer, se compra. En ese proceso, que constituye una de las necesidades más básicas para la vida, se toman decisiones. Y para tomar decisiones acertadas hay que saber qué se come. Tener esa información supone educación, y su consecuencia puede ser comer bien o comer mal; que no es lo mismo que comer mucho o poco: el hambre es otra historia.

En líneas generales, en Paraguay se come mal. De acuerdo con datos del Ministerio de Salud, el 22,8% de la población padece obesidad y el 57,6%, sobrepeso. Esto significa que dos de cada tres paraguayos tiene un índice de masa corporal por encima de lo recomendado. Datos oficiales indican que uno de cada tres niños y adolescentes también tiene sobrepeso u obesidad.

Esta condición causa, a la larga, lo que los expertos llaman enfermedades no transmisibles. Entre ellas se pueden citar la diabetes, las enfermedades del corazón, la hipertensión o presión alta, entre varias otras. Según los guarismos oficiales, este tipo de enfermedades causa el más alto índice de muertes por año.

En el 2017, por ejemplo, el 18,9% de las personas que fallecieron en Paraguay fue por enfermedades del sistema circulatorio, el 8,15% por enfermedades cardiovasculares, y 7,5% por diabetes, una enfermedad que se expande vertiginosamente en el mundo, especialmente entre los niños.

Estas estadísticas son solo algunos de los argumentos esgrimidos por los senadores Desirée Masi, Pedro Santa Cruz (del Partido Democrático Progresista), Blanca Ovelar (del Partido Colorado), Esperanza Martínez (del Frente Guasu) y Gilberto “Tony” Apuril (del Partido Hagamos), para impulsar un proyecto de ley “que establece la implementación del etiquetado frontal de advertencia conforme a su composición nutricional”.

El objetivo es simple: colocar advertencias en los envoltorios o contenedores de los alimentos alertando al comprador que lo que está comprando tiene componentes que, consumidos en exceso, dañan al organismo. Un paralelismo podría ser los avisos que se colocan en las cajetillas de los cigarrillos.

Se deberá avisar sobre alimentos con alto contenido de calorías, azúcares, grasas saturadas, grasas transgénicas y sodio “con advertencias notorias, mensajes claros y sencillos de comprender”, sostiene el documento.

¿De dónde viene?

Esta iniciativa parte de un proyecto que prosperó en Chile de la mano del senador Guido Girardi, quien logró la unión parlamentaria para que desde el Estado se impulse el descenso de los índices de malnutrición, especialmente en los niños y adolescentes. Los estudios preliminares indican que sí está funcionando.

“En Chile, la ley tiene como objetivo abordar la epidemia de obesidad, específicamente en niños (…). Existen estudios realizados en ese país que muestran que cerca del 90% de los consumidores chilenos entiende el etiquetado de advertencia y que alrededor del 80% indica que el etiquetado influye en su decisión de compra. También se identificó a los niños como el ‘principal motor de cambio’, quienes influyen en sus padres a la hora de comprar alimentos”, explica Gabriela Fretes, magíster en Nutrición y Alimentos por el Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos de la Universidad de Chile.

Fretes, quien también fue encargada de la Unidad de Prevención de Obesidad en la Dirección de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, considera que una ley de etiquetado en Paraguay beneficiaría a los consumidores, ya que ofrecería información clara y sencilla acerca del contenido de ciertos nutrientes, como sodio, grasas saturadas y azúcar, “cuyo consumo en exceso está asociado con efectos negativos en nuestra salud”.

Otro de los potenciales beneficios a largo plazo para el Gobierno es la reducción de gastos en el tratamiento de las enfermedades asociadas a la alimentación que son prevenibles.

Pero una cuestión tan simple como colocar unas advertencias en un envoltorio puede generar mucha preocupación entre los productores y la industria, quienes ven potenciales pérdidas con este etiquetado.

En nuestro país, fue la Comisión de Industria, Comercio y Turismo del Senado, presidida por la liberal María Eugenia Bajac, la que se encargó de realizar las consultas a los diferentes gremios de la producción. Las respuestas fueron casi iguales en todos los casos: los empresarios, importadores y productores estaban de acuerdo en la lucha contra el sobrepeso y la obesidad, pero adelantaron que los productos paraguayos perderían competitividad en la región porque no existiría un criterio uniforme a nivel Mercado Común del Sur (Mercosur).

De hecho, las notas enviadas al Senado explican que se está estudiando un sistema de etiquetados estándar para todo el Mercosur. El Centro de Importadores respondió que este proyecto “beneficiará a la industria argentina y brasileña, en desmedro de los intereses comerciales de nuestro país”.

La Cámara de Empresas Paraguayas de la Alimentación pidió “evitar el uso de advertencias o ilustraciones meramente interpretativas que descalifiquen aisladamente los nutrientes de los alimentos en vez de informar” y no “demonizar” a los alimentos.

La Cámara de Alimentos y Bebidas del Paraguay manifestó que el etiquetado “puede traer confusión” y la Cámara Paraguaya de Supermercados explicó que se generarían muchos gastos al cambiar los envoltorios.

“La industria podría estar considerando que se estaría interfiriendo en el equilibrio económico del negocio. Etiquetar los alimentos tiene un costo y, por otro lado, las etiquetas podrían originar una variación en la demanda de sus productos. Eventualmente podrían considerar que etiquetar sus productos abriría un precedente para una mayor regulación en el mercado de alimentos. Es una excelente pregunta para la industria (el porqué están reticentes en aplicar el etiquetado)”, dice Jorge Meza Robayo, representante en Paraguay de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

¿Cómo sería el etiquetado?

El mensaje que el proyecto paraguayo busca colocar en el etiquetado es igual al de Chile. En una figura hexagonal se colocaría el mensaje “Alto en azúcares”, “Alto en grasas saturadas”, “Alto en calorías” y “Alto en sodio”, dependiendo de cuántos gramos o calorías tienen estos componentes por cada 100 gramos o 100 mililitros de producto.

El organismo que controle la composición y la ejecución de la probable ley sería el Ministerio de Salud Pública, quien dispondrá de todos los entes que crea conveniente, como el Instituto Nacional de Tecnología, Normalización y Metrología (INTN) o el Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN).

Las multas a aplicarse podrían ser de hasta 500 jornales (G. 42.170.000), el levantamiento de la publicidad del producto y la clausura temporal o definitiva de la empresa. Se aplicarían a todos los alimentos producidos y envasados en nuestro país en ausencia del consumidor y, también, a los importados, según el documento presentado.

Soberanía en las decisiones

Uruguay, siendo un país del Mercosur, no esperó una decisión regional y está por implementar su ley de etiquetado, cuenta Fretes, tras una dura oposición del gremio empresarial. Allí hubo un consenso de cambiar la palabra “alto” por “exceso” de grasa, grasas saturadas, azúcares y sodio.

Meza Robayo y Fretes coinciden que una ley es solo una de las medidas que debe impulsar el Gobierno para prevenir la propagación de este tipo de enfermedades no transmisibles. El representante de la FAO advierte que, sin una educación nutricional a la población sobre la importancia de la buena salud, asociada a una buena alimentación, “el consumidor definitivamente buscará alimentos sin etiquetas de advertencia en el mediano y largo plazo”.

El etiquetado no significa prohibir la venta o el consumo de los productos que lleven los sellos. Bien lo dice Meza Robayo: “Se trata de generar más información para que los consumidores puedan tomar una decisión apropiada sobre lo que compran para su consumo y el de sus familias”.

El futuro

En Paraguay se consumen pocas frutas y verduras, mucha sal y bebidas azucaradas. “La educación alimentaria nutricional es la base para poder optar por una alimentación saludable y prevenir la obesidad y enfermedades crónicas, como la diabetes; las enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer asociados a la alimentación”, indica Fretes.

“Las dietas poco saludables, combinadas con estilos de vida sedentarios, han superado al hábito de fumar como causa principal de muerte y discapacidad en el mundo por medio de las enfermedades no transmisibles. La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad matan a más personas que el hambre”, añade Meza Robayo.

[el dato]

57,6%

de la población

padece sobrepeso en el Paraguay.

jcalcena@abc.com.py

Fotos: ABC Color/Heber Carballo.

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