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—Muy bien, y ¿es importante corregir el error o da lo mismo no hacerlo? —preguntó la profe. Por supuesto, todos coincidimos que si no se corrige el error, se pueden ocasionar daños o perjuicios, pues, como ocurrió en este caso del problema analizado, las matemáticas se usan para calcular y resolver muchos problemas de la vida.
La profe agregó que hasta sería criminal percatarse del error y no hacer nada. Basta con imaginar situaciones de problemas de salud pública o la economía del país, si se detectan errores hay que reconocerlo, asumirlos y corregirlos lo más rápido posible, porque cuando hay vidas de por medio cada segundo cuenta. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto asumir o hacernos cargo de los errores que cometemos muchas veces? —preguntó la profe. Todos permanecimos en silencio por un rato… Cuando uno hace cosas, muchas veces se equivoca, las personas siempre estamos haciendo algo y, por eso, en varias ocasiones nos equivocamos, pues somos limitados y perfectibles. Por eso es importante tomar consciencia de los errores que muchas veces cometemos y, más importante todavía, reconocerlo y asumirlo, porque de otra manera no se puede corregir o enmendarlos, —nos dijo. Todos entendimos lo que la profe quiso transmitirnos, porque en mi clase somos especialistas en quedarnos callados cuando la profe pregunta quién es el responsable de alguna travesura cometida o, incluso, de situaciones que a veces van más allá de la simple travesura. Nos pidió a todos anotar nuestros errores para visualizarlos cada uno en privado y para pensar qué hacer con ellos. Les cuento que no fue fácil, pero sí muy útil porque desde entonces pareciera que estamos mejorando el ambiente de clase y, sobre todo, el trato que nos damos unos a otros. ¡Hasta la próxima!