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La conocida batalla de Boquerón ocurrida en el actual Chaco paraguayo constituyó un hito dentro de la historia de la Guerra contra Bolivia. Ocupada por un comando del ejército boliviano, este punto estratégico fue el inicio de la recuperación del territorio que se hallaba en disputa con Bolivia desde hacía ya muchos años.
Haciendo un poco de historia
El territorio que hoy conocemos como Chaco paraguayo fue durante décadas tierra inhóspita habitada por diferentes etnias, cuyos límites luego de las independencias no habían quedado bien definidos. Esta fue una de las razones por la cual tanto Bolivia como el Paraguay reclamaban su posesión. Pero los múltiples intentos de solución pacífica no fueron fructíferos. Con la ocupación boliviana de fortines paraguayos se rompen las relaciones diplomáticas entre ambos países, dando inicio así a esta cruenta guerra que se extendió desde 1932 hasta 1935. Declarada una vez la guerra, la consigna era recuperar el territorio ocupado, y las fuerzas militares paraguayas tuvieron un objetivo claro: retomar el fortín Boquerón que había sido tomado por el ejército boliviano.
El sitio de Boquerón durante la guerra
El fortín Boquerón fue fundado por el Paraguay en 1928 y el 31 de julio de 1932, ya iniciada la guerra, fue tomado por el ejército boliviano. El 9 de setiembre del mismo año se inició el ataque y sitio de Boquerón para su recuperación. La estrategia establecida por el ejército paraguayo fue decisiva para la victoria final: el fortín Boquerón fue sitiado –rodeado- impidiendo que los bolivianos que lo ocupaban recibieran alimentos, agua, y, al mismo tiempo, evitando la comunicación con el resto de su ejército.
Durante veinte días, el fortín Boquerón fue rodeado por el ejército paraguayo enfrentando las peores condiciones climáticas del Chaco: el calor y la falta de agua. Ambos contendientes ya estaban desgastados. Ante esta situación, finalmente, el coronel Marzana se rindió ante las tropas paraguayas lideradas por José Félix Estigarribia, quien entonces contaba con el cargo de teniente coronel. El ejército boliviano era superado en número y en posición por el ejército paraguayo, que había sitiado Boquerón. Sin embargo, las duras condiciones climáticas, a las que se sumaron la falta de agua, alimento y municiones afectaron a ambos bandos, y aquella tarea de recuperación de Boquerón duró veinte días. El ejército boliviano tenía órdenes de su gobierno de resistir a cualquier costo, sin embargo, el teniente coronel Marzana, ante lo inevitable y casi sin recursos, decidió rendirse ante las tropas paraguayas.
La memoria del pasado en pos de la cultura de la paz
Si bien no caben dudas acerca de la importancia de la recuperación del fortín Boquerón para lo que será posteriormente el desarrollo y final de la guerra, son muchas las consecuencias negativas que dejó la misma en la población. Por un lado, las pérdidas humanas durante las guerras y las numerosas batallas que en ellas ocurren son irreparables; por otro, los soldados lucharon con bravura de ambos bandos, y una vez llegada la paz, se trataron con respeto. Luego de la rendición del ejército boliviano, los soldados paraguayos ofrecieron agua a los vencidos. Inclusive, el presidente paraguayo de ese entonces mencionó al respecto: «Los oficiales y soldados bolivianos que se batieron en Boquerón y son nuestros prisioneros... se comportaron con tal bravura y coraje, que merecen todo nuestro respeto». Eusebio Ayala.
Fuentes: CARDOZO, E. (1989) Paraguay Independiente. Asunción: Schaumann Editores
VERÓN, L. (2010) La guerra del Chaco. Asunción: El lector.