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Y veo con preocupación tanta gente disconforme en estos días: huelgas y manifestaciones por todos lados. Tal vez sea bueno que la gente reclame y proteste por lo que considera justo; quedarse sentados esperando a ver si las cosas mejoran, sin dudas, es peor. Por qué algunos países pequeñitos como el Japón, con un territorio montañoso, que quedó casi destruido después de la Segunda Guerra Mundial, hoy en día se encuentra entre los países más desarrollados, preguntó mi profe en clase de Sociales, cuando estaba explicando justamente el tema del desarrollo. La pregunta se convirtió en el tema de una breve investigación que estamos haciendo en grupos. A mí me ha tocado ver la política educativa que implementaron los japoneses en ese entonces. Encontré que hicieron una gran reforma educativa, en el que determinaron asegurar nueve años de educación gratuita y de calidad, con opciones de tres años más, así como un programa de estímulo y respaldo para los que tienen actitudes y ganas de seguir estudiando hasta concluir estudios universitarios. También fueron enviados centenares de jóvenes a Europa y EE. UU. para estudiar carreras que se encontraban en mayor desarrollo en esos países. En fin, el Estado decidió invertir en serio en la educación de sus niños y jóvenes por considerarlo una de las estrategias fundamentales para el desarrollo,
¡y vaya que sí lo lograron!
Entonces, no me explico cómo es que si estas cosas ya se saben, ya se han probado, nosotros seguimos regateando en dedicar mayores recursos a la educación en nuestro país. Al parecer hay intereses oscuros que prefieren que todo siga igual, porque el cambio puede significarles la pérdida de sus privilegios, respondió la profe a mis cuestiones. Te invito a que también con tus compañeros averigüen sobre estos aspectos para poder reclamar donde corresponda aquello que no se está haciendo bien. No creo que tengamos que esperar a ser mucho más grandes para hacerlo. ¡Buena semana!