Tres largos años (1932 - 1935) de guerra, de ciega violencia, habían cobrado casi 80.000 vidas paraguayas y bolivianas. El 12 de Junio de 1935 se firmó en Buenos Aires el Protocolo de Paz paraguayo-boliviano que puso fin a la cruenta guerra entre los dos países hermanos, unidos físicamente por la bravía tierra chaqueña. Resulta imposible mencionar a tantos héroes, no sólo jefes y soldados, sino choferes, mecánicos, médicos, enfermeras, en el campo de batalla. Y, junto a todos ellos, las madrinas de guerra, quienes a pesar de la distancia, vivieron muy de cerca las patrióticas luchas de sus arrojados ahijados. Para todos ellos, el homenaje del pueblo paraguayo en la persona del flamante conductor del Ejército paraguayo en campaña, mariscal José Félix Estigarribia Insaurralde.

Han pasado 71 años de aquel hecho que puede llamarse glorioso, era el final de un encuentro de sangre entre dos países hermanos de América. Hoy, ya no es tiempo de hablar de guerra, es tiempo de decir: ¡descancen armas! y para siempre; es tiempo de, no sólo recordar la PAZ, sino de vivirla.

Y hablando de PAZ, cabe recordar en esta página, dos instantes inolvidables ocurridos al término de aquel enfrentamiento:

- Este caso único en la historia: “Producido el ¡alto al fuego! en las estepas chaqueñas, los combatientes de uno y otro Ejército, de Bolivia y Paraguay, abandonan las trincheras, salen a la tierra de nadie y, embargados de profunda emoción se abrazan, como si estuvieran adormecidos en los genes de su ser, en sus cerebros y, más, en sus corazones la relación entre hermanos separados centurias pasadas, como caprichosas bifurcaciones del destino!

¡Era la Paz!”.

- El siguiente caso constituye la proclama lanzada por el comandante del Ejército Paraguayo en el campo de batalla, Gral. José Félix Estigarribia. La misma resonó no sólo en el suelo patrio, sino en todo el mundo. Reproducimos aquí partes de dicha proclama:

“Con profunda emoción os anuncio la cesación de la lucha (...)

En este día tan feliz recuerdo especialmente, con el corazón dolido a los hermanos que cayeron desde Pitiantuta hasta Charagua (...)

Sea para ellos nuestro homenaje (...)

Jefes, Oficiales, Clases y Soldados combatientes y de Servicios: A todos mi gratitud de paraguayo y de soldado (...)

¡Qué gran compromiso tienen las nuevas generaciones con estos héroes! El estudio, el trabajo, el respeto, la tolerancia son valores que servirán para honrar la memoria de los que ya no están y, por qué no decirlo, de los que aún viven.

Con esta canción patriótica, desde esta página decimos: ¡Viva nuestro Chaco Boreal! ¡Viva el Paraguay!

Chaco Boreal

Arriba llevemos nuestra nación,
es la suprema ambición
de los que enarbolan la tricolor
rojo, blanco, azul, tara ra ra ra,
ostenta un león.
Unamos toda la fuerza en rededor
del suelo que Dios nos dio
para así decir al viento y al sol
somos dignos hijos, tara ra ra ra ra,
de nuestra nación.

La la la la la, lara la la la la
¡Chaco Boreal!, niños, decid.
¡Chaco Boreal! Himno, entonad.
¡Chaco Boreal! nuestra heredad.
¡Chaco Boreal! ¡Oh!, repetid.

Hazañas de gloria y honor
viven en ti y no morirán.
En el pabellón y ya el fusil,
vuelan las garzas en son de paz.

Alegre vamos en pos del ideal
que sentimos por igual,
de servir la noble y gran misión
defender la patria, tara ra ra ra,
de toda agresión.

Cantemos nuestra victoria inmortal,
cantemos al guaraní
que en cien jornadas famosas va
con los gritos de “Vencer o morir”
¡Viva el Paraguay!